Capítulo 20: Despedida

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Capítulo 20:

Despedida

Shema da un alarido al verme aparecer

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Shema da un alarido al verme aparecer. Imagino que la visión de mi cuerpo envuelto en fuego para él es perturbadora. Apenas y puede sostenerse dentro de la hamaca. Respira por la boca.

—¿Có...? ¿Cóm...? ¿Cómo lo hicis...? —no consigue decir una oración correctamente. Se baja con cuidado con los ojos desorbitados por la impresión. Se me queda mirando por eternos segundos mientras que su respiración se normaliza y pregunta más calmado—. ¿Cómo hiciste eso?

El fuego se ha extinguido por completo.

—Es una rara habilidad que tiene —responde Susej con los brazos cruzados. Ella se encuentra a medio levantar de la pequeña cama—. Lo inquietante es ¿dónde estaba? Dudo que haya decidido venir de las aguas termales con su flamante fuego.

Mi amigo hay mucho que le falta por descubrir de su amiga hada y el nuevo mundo al que pertenece, pero Susej sí que sabe muy bien que algo no está bien. Aunque lo disimula muy bien.

—Pues no. La hermandad me secuestro no hace mucho —digo sin darle mucha importancia.

No creo que se atrevan a venir de nuevo, no esta noche. Sin embargo, para seguridad de las hadas de verano lo mejor es que nos vayamos tan rápido como sea posible. ¿El problema? Bianca, la pequeña hada de invierno no está recuperada.

—¿Qué? ¿Estuvieron aquí? —pregunta Susej realmente atemorizada.

—Sí. Había un hada muy extraña casi que en la entrada de esta cabaña. —Explico —me llevaron a las ruinas de un castillo donde se asienta la hermandad. Vi a Gerald, él está bien. Al igual que los demás.

Espero que saber de su hermano la tranquilice.

—Este lugar no es seguro —asegura Susej.

—¿Ahora qué? Bianca no está en condiciones de viajar —comenta Shema.

—Va a tener que estarlo. No podemos quedarnos más tiempo aquí, Susej tiene razón no es un lugar seguro. Además, al estar aquí ponemos en riesgo a las hadas de verano —digo.

—Nos iremos al amanecer —dice Susej acomodándose en la cama y dando la espalda.

Camino hacia la cama libre y cruzo las piernas al sentarme. No estoy muy segura de cómo proceder con Bianca, podría dejarla aquí con salvador. El hada de invierno debe volver a su corte para una mejor recuperación, pero justo ahora, es un peso muerto.

—No sería conveniente mover a Bianca —susurra Shema que se ha trasladado hasta sentarse al lado de mi cama, en el suelo.

—En eso estoy pensando. Ninguna de las alternativas me gusta. ¿Seguro de que no se despertará por la mañana?

—Es muy pronto para que se recupere. Fue lo que dijo la sanadora —dice Shema.

De inmediato mi mente me transporta a un evento no muy grato de recordar. Tiempo atrás Yira casi consigue mi muerte con el veneno de una serpiente. Nada más recordarla hace que mi fobia aflore. Espero no tener que tropezarme con ninguna sanadora mientras me encuentre en Encantus.

Encantus. Alas de fuego (libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora