Capítulo 33:
El lago del olvido
Mafer
Ni Geraldo, ni yo tuvimos alguna participación en el altercado. La hermandad retrocedió hacia el velo, los que pudieron escapar, puesto que quienes no lo lograron murieron. De nuestro lado también hubo bajas inevitables.
Tengo que admitir que no todas las hadas en este lugar son unas cobardes, Penélope ha demostrado que existen sus excepciones. Nadie nace para ser un asesino, pero eventos en nuestras vidas nos llevan a sacar el demonio que guardamos dentro. Si no lo sabré yo.
—¿Ahora qué sigue? —pregunta Penélope.
Nos hemos quedado rezagados del resto. Nosotras dos, y Geraldo. Llego el momento de darles sepultura a los caídos.
—¿Se supone que soy la que dirige?
—Tú lo comenzaste.
No he tenido tiempo de acercarme a mi padre, o a mis amigos. En el momento en que el caos termino, el dolor cubrió a la corte.
—Además que has hecho todo un movimiento para unir a las cortes —secunda Geraldo.
—Siendo así —digo con un encogimiento de hombros—. Debo volver al velo. Convencer a mi hermano para que sea el próximo rey de invierno. Encontrar una forma de sacarlo de allí para que asuma el puesto, o qué sé yo. Y luego, la hermandad.
Sin mencionar que necesito que Gerald encuentre cualquier debilidad que nos ayude. Escapar del velo sería algo temporal. Es necesario acabar con el problema de raíz, eliminar a Maritza y Agadria. No hay de otra.
—Eso está bien. La corte de invierno no puede quedarse sin líder, o desequilibrará todo Encantus y el exterior —explica Penélope.
—¿Con el exterior te refieres? —inquiero.
—Los humanos. Lo que ocurra aquí, repercutirá en el mundo humano —explica Geraldo—. Si la corte de invierno entra en desequilibrio con las demás, habrá cambios climáticos en el exterior.
—Eso no sería bueno —digo.
—Ni para ellos, ni para nosotros —concuerda Penélope.
Agilizamos el paso y alcanzamos el inicio del ritual de descanso que tienen las hadas de invierno. La realidad es espeluznante.
La ciudad de hielo es enorme, y en una zona distante y solitaria, donde el suelo es solo hielo. Existe lo que en mi dialecto se conoce como un cementerio, para ellos es el lago del olvido.
Cuando las palabras salieron de la boca de la reina, pensé que era un buen nombre para un lugar lleno de lápidas. Pero ahora, me doy cuenta de que es justo lo que dijo. Un inmenso y extenso lago helado se encuentra bajo mis pies. Y claramente puedo ver como un hada hermosa, duerme plácidamente en el olvido que le proporciona el hielo y la muerte. Hay muchas, debajo de las frías aguas del lago, y solo una sólida capa de hielo nos separa.
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Encantus. Alas de fuego (libro 3)
FantasyDiseño de portada por @AleanellF Mafer ha vuelto al mundo mortal, pero ya no es la misma chica que se fue en busca de su hermano; ahora, es un hada de fuego, parte de un mundo que jamas existió, y al mismo no pertenece a el. sigue siendo un renegado...