🧭07

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Conforme los días fueron pasando, la amistad surgió de nuevo en el corazón del Omega.

Esa amistad que en un momento se vio interrumpida por un cachorro tonto e ingenuo, volvía a vivir luego de tantos años.

-Esperaste mucho?

-No, solo media hora.

-Lo lamento. No podía encontrar el tono adecuado para el óleo que estoy restaurando.

-Y ya quedó?

-Si, resulta que el señor del almacén me dió el tono incorrecto.-

Habían quedado para almorzar juntos en un restaurante nuevo cerca del museo, aprovechando la hora de comida de JiMin y JungKook le avisó que mientras él llegaba, iría a registrarse para que les dieran una mesa porque había lista de espera para entrar.

Casi todos los días se veían ya fuera a la hora de la comida o por las tardes cuando JiMin terminaba el trabajo.

-Pero que rayos es esto?- preguntó luego de beber de una vasija pequeña que contenían lo que supuestamente era sopa de alcachofa.

-Jajaja... no te gusta?

-Sabe a calcetín!- gruñó JungKook, bebiendo un poco de su copa de vino.

Era un restaurante de cocina fría. Apenas comenzaban con la sopa y el alfa ya estaba maldiciendo.

Para eso habían esperado tanto tiempo?

-A mi me gusta. Sabe rico. Además, como sabes a qué sabe un calcetín?

-Qué? -

Y el Omega comenzó a reír.

La comida se convirtió en una taza de café y galletas en el departamento de JungKook después del trabajo, como hacía ya varias semanas acostumbraban.

El invierno se acercaba y el departamento de JungKook era el más cercano al trabajo de JiMin. Era más fácil para ambos reunirse ahí.

El alfa incluso había dejado de asistir a las reuniones en casa de TaeHyung.

-Te gusta la película?

-...

-JiMinnie?-

Pero JiMin ya estaba durmiendo, acomodado en la cama del alfa, abrazando una almohada. Había tenido un día difícil en el trabajo.

JungKook suspiró y se levantó por una frazada. Había comenzado a nevar hacía unas horas y según lo que recordaba de cuando eran niños, JiMin era muy friolento y enfermizo.

Lo envolvió y se recostó detrás de él, con un brazo alrededor de su torso esperando que no se despertara y le arrancara las bolas por el atrevimiento.

Si de algo estaba seguro acerca de JiMin era que no sabía nada de él. Siempre impredecible e implacable, lo sorprendía con una nueva faceta cada día. Nunca se aburría con él.

Cada vez estaba más convencido de que era momento para sentar cabeza y que mejor que con JiMin, su amor de la infancia, su mejor amigo, el Omega que hacía que su alfa quisiera dejar su vida de follador egoísta.

Poco a poco se fue quedando dormido con el sonido de la respiración tranquila de JiMin y su aroma en toda la habitación.

Poco a poco se fue quedando dormido con el sonido de la respiración tranquila de JiMin y su aroma en toda la habitación

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