La Felicita in Mano

4. En ese caso, sorpréndeme

Blue: buenas noches, tardes o mañana, a saber de qué parte del día y del mundo estamos para quién lea el capítulo xD

Owen: *leyendo los comentarios anteriores* oi, Blue, la gente dice que si el doble de Antonio con el pelo largo es el sexy... digo Portugal *se sonroja*

Blue: muajaja, no puedo decir nada (bueno a lo mejor dije algo en los comentarios anteriores porque me encanta spoilear (?)) pero es seguro que aparecerá y será importante en el Spamano del fic...

Owen: *sigue sonrojado*

Blue: ewe no sé si soy muy rara al crearme mis parejas hetalianas que luego no se conocen en realidad ni nada (caso SebSwi o en español Seborga x Suiza), pero... a Gales le gusta Portugal ewe

Paulo (Brasil): oye tú hijo de la Gran Bretaña, toca a mi hermano mayor y te reviento

Blue: Brasil 1 - Gales 0

Owen: -.-" bueno, yo doy el disclamer: Hetalia no me pertenece si no, hubiera ido con Inglaterra a casa de W. Shakespeare para que cambiara su título de "Romeo y Julieta" a "Romeo y Vash"

Paulo: te enamoraste de esa pareja imaginaria

Blue: son amor y habrá un capítulo para ellos dos solitos *-*

Owen/Paulo: *se caen a lo anime*

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║ A la mañana siguiente...⌚║

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Lovino ya estaba vestido y se había ido al comedor para encontrarse con sus amigos, los cuales seguramente estaban cansados de la juerga que se pegaron, sobretodo el pobre Matthew que acabó muy mal parado por ponerse enfermo, lo más lógico es que haya bebido algo raro en Cielo y por eso se puso así, pero como Arthur dijo que ya lo veía mal de antes... no tenía mucho sentido, dejó de darle vueltas al asunto, pues debía de continuar yendo a desayunar antes de que le quiten las tostadas con tomate que tanto le gustaban. Sin embargo, en mitad del camino...

-Italia Romano -dijo una voz. Lovino se volteó y resultó ver a Govert apoyando su espalda en la pared y con los brazos cruzados, poniendo pose de interesante. Lovino resopló.

-¿Qué quieres Holanda?, ¿ya vienes a darme por culo tan temprano? -preguntó el italiano con sarcasmo y borde. Govert dejó de apoyarse y se acercó a él.

-¿No notas nada extraño? -preguntó de repente. Lovino arqueó la ceja.

-No, lo único así raro que estoy viendo es el poco espacio personal que me estás dando -Govert se alejo un poco, pero no demasiado.

-Hablo de aquel al que llamas novio -dijo finalmente.

-Per favore, Antonio está bien -tenía curiosidad, quería saber qué le dijo al español ayer por la mañana que lo dejó tan preocupado, pero era obvio que ninguno iba a hablar.

-¿Seguro?, ¿no lo notas más -se acercó de nuevo-... distante? -Lovino sintió que se le encogía el corazón, pues la palabra distante había entrado de lleno en su alma, no quiso aceptar eso por parte del holandés, ¿cómo iban a estar él y Antonio así, distantes?

-¡Sigue siendo el mismo oso de siempre que no para de asfixiarme con sus abrazos! -gritó Lovino.

-¿Por qué gritas?, ¿para negar la verdad que se esconde en vuestras almas?