5. Complicaciones extrañas

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Blue: holiwilisisisisis (?) tengo que buscar un nuevo saludo que este ya este es raro y el "holiwis" lo he gastado demasiado ^^U

Owen: *con un brazo roto* lo que tengo gastado yo es el brazo, Brasil es un bruto TT.TT

Paulo: *con el otro brazo roto* cállate Gales, que cuando se trata de Portugal nii-san muerdo ¬¬

Owen: lloro ಥ^ಥ

Blue: como podéis comprobar, hubo un empate entre Brasil y Gales por el amor de Portugal todo muy hermoso y violento ewe

Paulo: ojo que luego dice que ama a la humanidad y odia a la violencia xD

Blue: a mí me da por decir autopías de vez en cuando ya deberías de saberlo xD

Paulo y Owen: no lo sé -.-"

Blue: pues ya lo sabéis, en fin, el disclamer: Hetalia solo le pertenece a Eston- digo a Kidekaz Himayura-sama, alias el grandioso que creó al grandioso Prusia ewe ah por cierto, como en cada capítulo vamos a contar la historia de cada Princeso, daremos varios saltos en el tiempo, espero no complicaros mucho la vida, por eso hay que estar un poco atento a cada parte lo siento ^^U

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║ En Aula Europa, 17:00...⌛║
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Lovino estaba ansioso por ver a Antonio, tenía que hablar con él a toda costa, pues había estado pensando en él todo el día desde que dijo eso en clase, y además, poco tiempo después de lo que contó Govert, todo era realmente sospechoso, demasiado, pues Antonio era demasiado expresivo a la hora de demostrar sus sentimientos, y Govert, demasiado torpe para las palabras, si hubiera escogido las adecuadas, tal vez no los hubiera desenmascarado tan rápido, a no ser que el objetivo fuera que los descubrieran. En la clase entró Antonio, que se encontraba serio, tratando de fingir tranquilidad ante Lovino, pero ya sabía él, que no tendría paz y tranquilidad para nada.

-Hola Lovi -dijo lanzando media sonrisa entristecida. Lovino se acercó a él con paso lento y firme. Antonio por un momento se esperó un tortazo, o un puñetazo o cualquier golpe de la manera que fuera; pero para su sorpresa, Lovino le dio un suave beso en los labios mientras acariciaba sus hombros con dulzura. Esa reacción simplemente no se la esperaba.

-Llevas desde ayer raro -afirmó Lovino sin dejar de besarlo y temblando un poco. Recordó en ese momento a Govert, que le dijo algo parecido aquella mañana-, y hoy... -se separó de él, quería decirlo con seriedad, pero entonces Antonio se había echado sobre él, tumbándolo en una de las mesas y siguió mimando su cuerpo, cegado casi, por la lujuria.

-Lovi... por favor -suplicó de repente.

-Antonio, en serio, no pareces tú, ¿hay algo que te está amargando, verdad?, ¿soy yo? -se atrevió a decir. Antonio frunció el ceño.

-No, no eres tú. Es... todo el mundo, como si no tuviera sentido nada.

-Pero lo que dijiste esta mañana...

-Sé lo que dije, pero no me refería a eso, dije eso por decir.

-¡No te entiendo, esas cosas no se dicen así porque sí. Dime que te molesta, si soy yo, me iré y no te molestaré!

-¡No eres tú!

-¡¿Entonces que es Antonio?, maldición, dime que es! -Antonio se calló.

-Lovino, dame unos días.

-Qué...

-Volveremos a estar juntos en unos días, solo aguanta, necesito que estemos distanciados unos días, como mucho dos meses.

La Felicita in ManoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora