Capítulo 2 ⚠️

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Aún recuerdo el día en que lo crucé por primera vez, fue el día en que llegaba al edificio. Como siempre, como es mi costumbre, andaba en mi mundo con mi música.
Ese día al llegar al hall de entrada, tropecé con cajas que estaban ubicadas en frente de la puerta del ascensor. Nunca fui de quejarme ni mucho menos, pero ese día si lo hice ante el conserje, quien en voz baja me pidió disculpas.
Al salir, él ingresaba, vestía todo de negro, lo recuerdo claramente. No se dio cuenta que pasé por su lado, pero yo si noté su presencia...

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— ¿Sales temprano, verdad? - me preguntó Tae.
— Si - suspiré - en este mismo instante. Apenas llegue una ducha reparadora y al sillón - sonreí.
— Mmmm... - Tae pasó su brazo por encima de mis hombros - que tentador suena - me dijo al oído. <<No hagas eso por favor>>.
— ¿Quieres venir a mi casa? - salió de mi sin pensarlo, me queria morir.
— No puedo - << Entonces ¿Para que antojas?>>.
— ¿interrumpo algo? - JungKook hacia su maravillosa aparición, haciendo que Tae deje de abrazarme.
— No, todo lo contrario - me alejé de Tae, ofendida - ¿JungKook quieres venir a casa? - Tae giró para mirarnos.
— Llevo cerveza.
— Pido pollo frito ¿A que horas sales?
— A las 8 p.m.
— Tengo tiempo de darme una ducha y dormir - reí - Bueno, me voy. Adiós - saludé a todos en general.
No tenia ganas de cambiarme, por lo que solo me limite a conectar los auriculares al celular y emprender mi viaje a casa.

Ingresé al edificio y por el espejo ubicado enfrente del ascensor, pude visualizar que se encontraba abierto, corrí para tomarlo, cuando llego la puerta se estaba cerrando.

— Aish... - dije.
La puerta milagrosamente se vuelve abrir.
— Grac... - cuando miro al frente lo veo a él, a mi sexi y hermoso vecino - Gracias...
Me miró de pies a cabeza, sin decir absolutamente nada. Un calor se apoderó de mi cuerpo, en especial mi cara.
— ¿Qué piso? - rompió el silencio.
— ¿Que?
— Debe presionar el piso al que va, al menos que coincida con el piso al que voy.
<< Que idiota soy. >> Presioné el piso cinco.
Me encontraba delante de él, pero por el reflejo de la puerta de acero podía verlo. Concentrado en su celular no levantó la mirada en ningún momento, pero si jugaba con su lengua dentro de su boca. Era malditamente sensual lo que hacia.
El ascensor llegó a mi piso, se acababa mi hermosa vista. La puerta se abre y antes que pueda dar un paso, me dice:
— Gracias por su ayuda - giré para comprobar si me hablaba a mi - Gracias por la ayuda de los otros días, a mi madre le encantó lo que eligió.
— Aahh... - me sonreí - de nada, me alegra que haya sido de ayuda - lo saludé con una reverencia.

A penas al cruzar la puerta, no pude contener más mi alegría <<¡Me había hablado! >>

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— Mientras estamos solo...
— ¿Como, mientras estamos solos? - interrumpí a JungKook.
— Es que viene Jimin también.
— ¿Y recién ahora me lo dices? - le pegué con un almohadón.
— Duele - masajeó su cabeza - Bueno, en lo que llega Jimin dime, ¿Quién era el tipo de la semana pasada?
— ¿Qué tipo? 
— No te hagas, el pálido de cabello oscuro que fue a la tienda - ponía cara de no recordar - Larga el chisme.
— Que insistente eres, ese hombre es mi vecino.
— ¡¿Tu vecino?! - pegó un grito.
— No grites.
— ¿En que piso vive?
— Que buena pregunta.
— ¿No sabes en que piso vive?
— No, demasiado que sé que es mi vecino, por que lo vi varias veces. Es más recién tomé el ascensor con él y de los nervios no me fijé que piso estaba presionado
— ¿Tan nerviosa te pone? - le dije que si - Y dime... ¿Tienes sueños hot con él? - rió.
— Que bobo eres - el timbre del portero sonó.
— Llegó Jimin - JungKook se levantó para atender - Estefanía, no es Jimin.
—¿Quién es?
— El conserje - susurró.
— La culpa es tuya por gritar - fui al portero - Señor Jung, buenas noches.
— Buenas noches, disculpe por las molestias. ¿Podría bajar un momento?
— Si, enseguida.

Fui a mi habitación a buscar un abrigo

— Llega a ser por tu grito y te mato - JungKook reía.

Llegué a la entrada principal del edificio y me encontré que no era la única citada. << Si es por tu culpa, te mato JungKook>> repetía en mi cabeza.
— Buenas noches - dije con mi mejor cara de trasero, como parte de mi defensiva.
— Ya estamos todos señora Lee.

La tal señora Lee comenzó hablar, por suerte la reunión no era por el grito de JungKook, más bien era por un tema de higiene del edificio. Habían pasado quince minutos y la señora no paraba de quejarse, era una tortura.
Cuando se desvió del tema principal, el conserje la interrumpió y nos liberó, de aquel loro parlante. Tomé la oportunidad y salí a la calle para ver si Jimin llegaba, y efectivamente lo hacia.

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— Te salvaste - le dije a JungKook - la reunión no era por ti.
— ¿De que hablan? - Jimin no entendía.
— ¿Te acuerdas de Lucifer? - Jimin seguía sin entender - el tipo que fue al negocio y que por poco se nos desmaya.
— Aaaaahhhh.... Si, Lucifer.
— ¿Por que le pusieron así? Par de tontos.
— Por tu expresión y comportamiento al verlo - me respondió Jimin riendo - ¿Y que tiene que ver con la reunión?
— Es el vecino.
— Y... - Jimin abrió grande sus ojos.
— El tonto este, cuando le conté que era mi vecino pegó un grito de niña y dió la casualidad que me pidieron que baje, pensé que me iban a regañar por ruidos molestos.
— No me contestaste ¿Tienes sueños prohibidos con él?
— Solo con TaeHyung los tiene, JungKook.
— Son unos idiotas.
Me mostré molesta, por lo que acababa de decir Jimin, pero lo que había dicho era cierto...
Había soñado con Tae varias veces, comencé soñando con él con situaciones normales, cosas del trabajo, y a lo largo del tiempo los sueños fueron tomando otro color. Aquellos sueños pasaron de una simple salida con una tomada de mano, a soñar que nos besábamos, hasta que soñé teniendo sexo. Aún recuerdo muy bien aquel mojado sueño...

*Sueño*

Ingresaba a la habitación del personal y me encontraba con él, llevaba el torso desnudo, se encontraba de espaldas a la puerta.
— Perdón - bajé la mirada, como si ver el torso desnudo de un hombre fuera un pecado .
Tae giró y me sonrió, esa maldita sonrisa que enamoraba... giré para retirarme, pero me tomó del brazo y me acorraló contra la puerta.

Se sentía todo demasiado real, desde sus manos tocando mi cuerpo, hasta el sentir su erección contra mi pelvis. Me besaba con desesperación, sus manos pasaron a tocar mis pechos, mi intimidad por sobre mí ropa interior.
— Mmmm... Mira como estás... Estás mojando toda tu braga...
Me levantó con sus brazos, rodeando con mis piernas su cintura, dándole acceso a que me penetre. Corrió mí ropa interior y lentamente entró en mí.
Sus movimientos eran perfectos, rápidos, profundos, estaba perdida dentro de mi propio sueño.
— Sabia que no te negarías - me susurró al oído - sabía que tenías ganas que te coja. Eres una maldita perra, ¿Sabes lo que hago con ellas? - negué con la cabeza - ¿Quieres que te lo demuestre? - le dije que si.
Me bajó de él 
— Apóyate en la mesa de frente - ordenó serio - con los antebrazos sobre la tabla - obediente, sumisa como me gustaría ser, acate su orden.
Abrió mis piernas, me penetró de una manera brusca, lo más extraño es que me gustaba. Sus embestidas eran fuertes, tan así que me tomaba de las caderas para no golpear mi cuerpo con el borde de la mesa.
— ¿Te gusta perra? - le vuelvo a contestar con un movimiento de cabeza - Con palabras.
— S...si... - apenas, con un hilo de voz contesto. Y no puedo evitar expresar lo bien que se siente, con un gemido.
— Quiero que te vengas para mi - toma de mis cabellos y tira mi cabeza hacia atrás - Que bien se siente - jadea.

Lleva su boca al centro de mi espalda y lame toda la extensión de la misma, como cereza del postre: me da pequeños mordiscos. Curvo mi espalda por el placer que me dá sentir aquellos pellizcos, que hace con su boca en mi piel. Mis piernas comienzan a temblar, indicio que estaba llegando a mi orgasmo.
— Puedo sentir que estas a punto de venirte, que obediente resultaste, perrita...

*Fin del sueño*

De aquel sueño desperté cubierta de sudor, había tenido el sueño más real que jamás imaginé tener...

El mismo infierno 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora