Capítulo 17 ⚠️

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Describir cómo me sentía en esos momentos era algo imposible, eran muchos sentimientos juntos; no había, no existían palabras que puedan encajar con mi situación. Me miraba en el gran espejo que se encontraba en el cuarto de baño y no me reconocía, me sentía completamente ajena a mi con aquellas ropas. No era ropa extravagante o algo fuera de lo común, era simplemente ropa que usaría con una pareja estable.

«—Recuerda que esto es con el consentimiento de ambos, —Lo que me había dicho YoonGi segundo atrás se hizo presente en mi mente —no voy a enojarme si tomas la decisión de irte en cuanto te deje sola.»

¿Se me cruzó la idea de irme? Por supuesto, a los pocos segundos que me lo dijo. Mi abuelita siempre decía: "Para muestra solo basta un botón"; y fue lo que apliqué, experimentar una vez bastaría para despejar todas las dudas que tenía. Si no me entregaba a él ¿Cómo saber si es lo que siempre quise experimentar?. Acomodé mi maquillaje de los ojos, que se había corrido por una pequeña lágrima que salió cuando comencé a quitarme la ropa para vestir la que me había regalado YoonGi, me sentía una prostituta, no lo sé... me sentí sucia por un momento; coloqué un poco más de labial y salí.

Las luces de la sala estaban apagadas a excepción de una lámpara ubicada en medio del camino que iluminaba el recorrido que debía hacer, tomé coraje y fui a la habitación que me había indicado, tomé el pomo de la puerta y aquel miedo mezclado con vergüenza volvió a invadirme.

La puerta automáticamente se abre y lo veo a él, no veo a mi vecino, lo veo a mi amo. Es increíble como sus facciones cambian cuando se pone en aquel papel, es como si algo o alguien poseyera su cuerpo y cambiaba radicalmente. Trae la camisa abierta hasta mitad de su pecho y las mangas subidas hasta mitad de su brazo.

Me mira de pies a cabezas y hace aquel movimiento con su lengua dentro de su cavidad bucal que me vuelve loca, la habitación es exactamente igual a la de su departamento con la diferencia que esta es el doble de grande y tiene más muebles y elementos... un tanto extraños, donde en uno puedo llegar a sospechar para qué sirve.

—Cierra la puerta y arrodíllate. —Su primer orden, orden que hace que por un instante se haga presente un hormigueo en mi estómago. Realizo ambas cosas que me pidió. Se va detrás de mi y apaga la luz, es allí cuando la habitación cambia también de aspecto quedando todo en la gama de rojo y negro. —Dije que te arrodilles, no que te sientes arrodillada.

Con ambas manos toma mi trasero por sorpresa y me levanta, acomoda también mis hombros para que quede derecha y vuelve al frente, con su dedo índice en mi mentón levanta mi cabeza. Me mira una vez más y lame sus labios provocando que los desee de una manera que no se imagina, acerca su cuerpo quedando su miembro a la altura de mi boca.

Toma todo mi cabello y procede a realizar una coleta alta, mientras la hace mueve su cuerpo y su miembro que ya se podía sentir algo erecto choca contra mis labios.

—Mantén la boca cerrada, aún no es momento. —Se burla sabiendo que estoy inmóvil por la situación, y abrir mi boca es en lo que menos pienso.

Ajusta mi coleta, envuelve su mano con mi cabello y tira mi cabeza hacia atrás, me sorprendo al no sentir ningún tipo de dolor sino todo lo contrario, me gusta lo que siento. En medio de casi aquella oscuridad, me encuentro con sus ojos.

—Nunca te había visto así maquillada, ¿Lo hiciste para tu amo? —asiento y jala mi cabello —Con palabras.

—Si, me maquillé para... usted. —Recordé que debía dirigirme a él con respeto.

—Me encanta el negro en tus ojos, resalta tu inexperiencia, tu miedo y eso me excita. —sonríe  —Ese rojo en tu boca, —suspira —me provoca querer besarlos, morderlos. De pie, —Suelta mi cabello, torpemente me pongo de pie. —Mirada al piso.

El mismo infierno 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora