Capítulo 31

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Ante mi pedido al principio sonrió al igual que yo lo hice, pero no duró mucho.

—Te pediré amablemente que sueltes mi cabello, no me molesta que acaricies mi cabeza. —su voz sería y firme me ponía en mi lugar sin ningún tipo de esfuerzo.

—Lo siento, amo. —De inmediato solté su cabello.

—Me parece interesante lo que me haz dicho, —conmigo en brazos comenzó a caminar en dirección al sillón de la sala —dime, ¿Qué quieres específicamente?

—Quiero... —asienta dos veces y como si pesara lo que pesa una pluma me acomoda sobre sus piernas —Quiero ser quien le dé placer primero.

—¿Algo más? —trago fuerte cuando sus manos se escabullen por debajo de mi ropa. Sus manos acariciando mi cuerpo me pone nerviosa.

—Solo eso amo.

—¿Olvidaste en que terminó la última vez que dejé que seas quien lleve las riendas?

—No amo. —bajé la cabeza apenada.

—Cuéntame —levantó mi cabeza con su mano —que quieres hacerme, o... —quitó mi ropa, quedando solo en brasier —¿Acaso quieres tomar mi lugar de dominante? —lleva su boca a uno de mis pechos.

—No, —me apresuro a decir —eso no.

—¿Entonces? —Corre el brasier con su boca y comienza a besar mi seno hasta llegar a mi pezón y ponerse a jugar con él.

No puedo evitar que salga de mi un pequeño sonido de excitación, me pregunto si habrá algo que haga este hombre que no me genere tal excitación, que no me haga perder la cabeza, el hilo de la conversación. Sabe a la perfección lo que causa en mí y lo utiliza a su favor.

Lleva sus manos a mis glúteos y me acerca más a su cuerpo sin dejar de saborear, jugar y morder suavemente mis pechos.

—Hice una pregunta. —su boca sube lentamente a mi cuello.

—¿Puede... puede repetir la pregunta?

—Te pregunté si querías ser la dominante y me dijiste que no, ¿Entonces qué quieres? Y no me digas que quieres darme placer, quiero detalles. —me miró a los ojos —Te escucho atentamente. —Así como me excita también hace que me avergüence, llevé mi mirada a un costado y escuché que rió por lo bajo —Mmm... tu lado de niña inocente que se avergüenza y no puede decirme que quiere chupar mi polla, me calienta de una forma que no te imaginas. —esto último me lo dice al oído como si fuese un secreto —Vamos a la habitación, allí se te irá la vergüenza. —elevó una de sus cejas. Me dió una palmada en el trasero para que me ponga de pie.

Me sentía extraña en mi propia habitación al ver como en un instante acondicionó el lugar.

—Ven, aquí me tienes a tu disposición. —lentamente me acerco —Una advertencia, eres libre de hacer lo que quieras, menos faltarme el respeto o desobedecerme. —me tomó del mentón —¿Entendido?

—Entendido amo.

Por primera vez iba a poder sentir su cuerpo, sentir su piel. Quité su ropa, llevé sus manos a que me abracen por la cintura y llevé las mías a su pecho, se sentía algo extraño... Apenas con las puntas de los dedos fui tocándolo y algo llamó mi atención.

Su cuerpo reaccionaba de una forma extraña, sentía ¿Tensión? ¿Rechazo a mis caricias? Reacción que poco a poco fue disminuyendo. Le di un beso en los labios y desde allí comenzó mi recorrido por su cuerpo, cerré los ojos para poder disfrutarlo más a detalle.

El aroma de su cuerpo era suave y me resultaba algo familiar, ya lo había sentido antes pero... ¿Dónde? Estaba segura que no era en él ni en una persona, sino en algún lugar. En fin, su perfecto aroma entre cítrico y madera, y la suavidad de su piel lo tendría grabado por siempre en mi mente.

El mismo infierno 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora