Ellos son dos personas que pasan desapercibidos. Nadie imagina que detrás de sus inocentes e inexpresivas caras, se esconden dos personas con un mismo infierno.
Ella quería encontrar una persona que cumpla sus más oscuras fantasías sexuales; él esta...
Estaba totalmente despierta cuando se despidió y se fue, de todas maneras en la noche cuando desperté, lo busqué a mi lado. Con la tonta idea de que así como había ingresado sin permiso, lo haga de nuevo.
Me levanto como siempre, con bastante tiempo. Sin embargo, mágicamente el tiempo se esfuma en un pestañeo; no hay tiempo para desayunar y comienza la batalla entre llevarme un café o comprar en el camino. Estamos a fin de mes, por lo tanto, decido llevarme un café de casa.
Corriendo contra el tiempo, voy a la cocina, tomo mi vaso térmico y me sirvo mi maravillosa dosis de café. Giro para dejar el vaso en la encimera y me encuentro con una nota.
"Perdón por ingresar a tu casa como un delincuente, te recomiendo que cambies el código de seguridad. Algo más, ¡Come! es una orden de tu amo, recuerda las reglas"
«Hasta por medio de un papel me dá órdenes», quedo pensando como una tonta con el papel en la mano, el timbre del portero me baja a la realidad.
Ignoré el timbre, no esperaba a nadie tan temprano, seguramente se habían equivocado. Pongo un poco de leche al café, tapo el vaso y una vez más el timbre suena.
—¿Quién molesta a estas horas? - hablo en voz alta, miro el visor y veo a JungKook - ¿Kookie?
—Pensé que ya habías salido, vamos.
—Ahí bajo.
Vistazo rápido de que todo esté apagado y salgo corriendo, optando por bajar por las escaleras, el ascensor se encontraba en el último piso, tardaría muchísimo.
—¿Kookie que haces aquí tan temprano?
—Buenos días, todo bien. - me sonreí.
—Holaaaaa - pellizqué sus mejillas.
—Basta, sabes que odio que me hagas eso.
—Perdón.
—Me prestaron esta motocicleta y enseguida pensé en ti, ya que te encanta la adrenalina.
—Aaww... me tienes presente en todo. - le di un abrazo.
Automáticamente las palabras de Jimin vinieron a mi mente: "Estefanía... le gustas a JungKook". Me alejé de prisa, uno por aquellas palabras y dos, porque recordé que YoonGi podía vernos.
—Vamos. - me dió el casco.
Haciendo malabares, con una mano me sostengo de JungKook y con la otra el café. Llegamos a nuestro trabajo y nada más al llegar me reciben con la maravillosa noticia de que debia bajar al depósito.
Aproximadamente llegado el mediodía, JungKook me avisa que en veinte minutos es la hora del almuerzo, continúe en lo mío y recibo otro mensaje.
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Quedé a la espera de otro mensaje, a los minutos baja Jimin llamándome a los gritos.
—Estefanía ya llegó, debes subir a firmar, no acepta que firmemos nosotros.
