Capítulo 6

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Acordamos un encuentro para según él, establecer las reglas de nuestra futura "relación" y acordamos hacerlo en mi departamento. ¿Porque eligió mi departamento? ¿Será para escapar con facilidad?.

El día del encuentro estuve nerviosa desde que desperté, y los chicos lo notaron. Me preguntaron en reiteradas veces que me sucedía, y mis respuestas variaban, iban desde: "Ustedes lo están imaginando" hasta "Debe ser que los días femeninos estan por llegar".

Como nunca, salí del trabajo y tomé un taxi para llegar rápido. Mi departamento como era costumbre estaba desordenado, con cosas tiradas en el suelo, ni hablar de mi dormitorio. Aunque pensándolo bien... Supongo que no lo iríamos a utilizar... ¿O si?

Por suerte el tiempo me alcanzó para limpiar el departamento completo y darme una ducha. Con la ansiedad al máximo, me instalé en la cocina al lado del portero a la espera de la llegada de YoonGi.

El portero sonó, respiré profundo ocultando lo mejor que pude mi ansiendad, miedos y nervios. Abrí la puerta y lo veo hermoso como siempre, serio; me saludó con una reverencia y lo invité a pasar.

— Hola... - rompí el silencio.

— Hola, ¿Como estás?

— Bien - sonreí por compromiso.

«Conversación más absurda que el ser humano implementa»
Caminé hacia la cocina suponiendo que entendería y me seguiría, para mi tranquilidad supuse bien. Lo invité a que tomé asiento en alguna de las bancas del desayunador.

Antes de tomar asiento del otro lado, le ofrecí algo de beber.

— ¿Quieres un café, un té, una cerveza...?

— Lo que tu tomes estará bien - puse los ojos en blanco, odiaba que me digan eso. Y más cuando no tenia la más mínima intención de querer algo - Un café - dijo de pronto. ¿Notó mi gesto?

Avergonzada me fui a la cafetera y la encendí. Me dí media vuelta y lo vi aflojarse la camisa y desabrochar el primer botón de su camisa. Su piel era impresionantemente blanca, las veces que lo había visto me preguntaba si era humano; hasta me planteaba si los vampiros existían debido a su pálida piel pero, sobretodo si él lo era.

— Aquí estamos - esta vez fue él, el que rompió el silencio que se había vuelto a instalar - Te lo preguntaré una vez más - hablaba muy tranquilo - ¿Estás completamente segura?

— Si - me mostré decidida, con seguridad aunque por dentro... era un manojo de nervios.

— Está bien - entrelazó sus manos.

Me disculpé y serví el café, no quería beber nada pero de igual manera me serví para mi también.

— De seguro no me creas lo que diré - tomé la taza con ambas manos - eres lo que estaba buscando - me confesé.

Su expresión fría, seria, cambió a una más relajada.

— Contigo no implementaré la práctica BDSM en su totalidad - fue al grano sin rodeos; estaba por objetar algo pero, con solo mirarme me detuvo - No quita que no debamos establecer reglas - de su bolso sacó unos papeles y me los dió - Aunque la practica no sea en su totalidad, de todas maneras debe ser: consensuada, segura y sensata.

— ¿Debo firmar este contrato? - pregunté inocentemente, él sonrió divertido.

— Alguien leyó y vió por demás 50 sombras de Grey - volvió a sonreír, avergonzada bajé la mirada.

-—¿Acaso...?

— No te imaginas cuanto deseo castigarte en estos momentos por ser una niña que cree en cuentos infantiles - mis mejillas ardían, al igual que sus ojos - pero no puedo, debo tener tu consentimiento primero - lamió sus labios.

El mismo infierno 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora