Capítulo 25

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La primer semana había llegado a su fin, debo confesar que estoy a gusto con el señor Yoo. Se nota que sabe muchísimo, sobre todo que es muy paciente; en apenas la semana que llevo con él aprendí bastantes cosas, también logré conocerlo un poco.

No es para nada gruñón y mucho menos demandante como aparenta, es más, mañana sábado me dió el día libre. También a modo de hacerme sentir cómoda y generar confianza, hace chistes que solo él comprende del trabajo, me pregunta cómo estoy, cómo me siento en el puesto, sin entrar a mi privacidad y agradecía por esto último ya que sería mentirle en muchos puntos.

—¿Tiene planes para mañana? —como era su costumbre me pregunta sin levantar la mirada de los papeles sorprendiéndome. Como tardé unos segundos en responder me miró.

—Por el momento... limpiar la casa, lavar ropa y hacer las compras de las semanas. —le sonreí.

—Perdón, no quiero ser entrometido. ¿Vive sola? —dije que si con la cabeza —Ok... —llevó su cabeza a un lado —Excelente plan, entonces. —rió haciendo que me sienta bien.

Mi respuesta era un cincuenta por ciento verdad, porque a lo que le dije al señor KiHyun debía sumarle el encuentro que tendría con YoonGi. Por orden de él, por supuesto.

*Días atrás*

Luego de hacerme sufrir amenazándome que se iría si no lo llamaba correctamente, terminamos teniendo sexo. Puede que suene fantasioso o exagerado, pero en verdad ese hombre sabe como hacerlo y lograr que llegues al puto orgasmo sin problemas. Pensé que después del buen polvo se iría sin decir nada cómo siempre, sin embargo me esperó en la sala.

Para mi grata sorpresa, apenas llegué se acercó a mi.

—¿Tienes el collar de sumisión, verdad? —abrazándome por la cintura y mirándome directo a los ojos me preguntó.

—Sí amo. —pegó su cuerpo más al mío.

«—Malditas seas YoonGi, no provoques, ¿Si sabes que las mujeres podemos tener sexo en cualquier momento y no debemos esperar como ustedes, no?»

—¿Te lo has probado? —acercó su boca a la mía.

—No, aún no amo.

—Ve a traerlo. —me dió una palmada en el trasero.

¿Dónde lo había dejado? Recorrí con la mirada el cuarto intentando recordar lo que había hecho cuando ingresé ese día.

—¡Ah! Cierto.

Recordé que lo había guardado en el cajón de la ropa interior, lo tomé y enseguida fui a la sala. YoonGi se encontraba en el sillón, me llamó con su mano y golpeando sus muslos me indicó que me siente sobre sus piernas.

Como buena alumna o mejor dicho, buena sumisa me senté en sus piernas, tomó el collar de mis manos, llevó mi cabello a un lado y me lo colocó. Mientras lo hacía acariciaba mi cuello provocando que cierre mis ojos y aumenten mis deseos.

—Listo. —abrí mis ojos, ¿En qué momento puso la correa? —Siéntate sobre mí, de frente. —levemente tiró de la correa para que haga lo que me pidió.

Una vez bien acomodada sobre él me miró y sonrió, haciendo que me avergüence. Sorpresivamente tira nuevamente y chocamos nuestras bocas.

—¿Cómo me queda... amo?

—La verdad que superas mis fantasías, —sus labios chocaban con los míos con cada palabra que decía, moría por besarlos —más de una vez fantasee contigo, besarte o tener sexo cuando te cruzaba ya sea en la entrada o el ascensor. Pero nunca imaginé que sería así, que se nos daría la oportunidad. No sabía que en ti había una diablita curiosa.

El mismo infierno 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora