Capítulo 22⚠️

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El despertador era una tortura y el maldito dolor de cabeza no ayudaba a que sea menos tortuoso, el «No vuelo a tomar» una vez más se volvía una mentira. Media dormida apago la alarma y me ubico de lado para seguir durmiendo, pensándolo bien no entiendo que hacia puesta la alarma sabiendo que había salido de fiesta y no debía ir a trabajar.

Me tapo nuevamente hasta la cabeza y cuando me abrazo caigo en cuenta que no tengo ropa, abro grandes los ojos, levanto la frazada y me encuentro con que solo llevo mis bragas puestas. Bajo las frazadas, miro sobre mi hombro hacia el otro costado y la cama se encontraba desarmada.

-No, no puede ser. -cierro los ojos con fuerzas y los vuelvo a abrir -¿Qué carajos hiciste anoche Estefanía? ¿Con quien...?

Me tomo la cabeza al recordar con quién y qué había pasado en aquella cama, entre aquellas sábanas.

*Recuerdo*

Llegamos a la habitación ambos con nada más que nuestra ropa interior, era algo extraña la situación, había deseo y prisa por llegar a la cama y al mismo tiempo los besos y caricias eran todo lo contrario, no llevábamos prisa queríamos disfrutar el sabor de los besos, el toque de nuestras manos en la piel del otro.

Sentada sobre sus piernas y con movimientos suaves, rozabamos nuestras partes intimas, ambos besábamos el cuello del otro, acariciábamos el cuerpo del otro, mediante nuestra respiración algo agitada y nuestros suaves gemidos expresábamos lo que estábamos sintiendo.

Despacio caímos en la cama, JungKook recorrió mi cuerpo con sus labios, lamía y besaba cada espacio. Sus labios en mis pechos se sentían como caricias, ninguno de sus actos era agresivo, todo lo hacía con delicadeza.

Se ubicó en medio de mis piernas, el momento había llegado; llevó su boca a la mía nuevamente y con delicadeza con su mano recorrió mi pierna desde mi cadera hasta la rodilla, allí se detuvo y la tomó para flexionarla. Mis dedos jugaban entre sus cabellos y no dejaba que aparte su boca de la mía, me gustaban sus besos sabían a inocencia, a cielo; todo lo contrario a YoonGi que sabían a perdición, a infierno.

-Aahh... -Gemí suavemente cuando al fin lo sentí dentro de mi.

Entraba y salía de mí despacio, disfrutando cada embestida, sus suaves gemidos endulzaban mis oídos.

-Más, más rápido. -le pedí.

Ya se estaba volviendo algo aburrido el mismo ritmo, mis manos abandonaron su cabellera lentamente y fueron hacia su, por cierto, escultura espalda. Clavando mis uñas para incentivarlo a que aumente su ritmo, no conseguí que me dé con más fuerza, pero sí que exprese el placer que le generaba mis rasguños.

-Me toca. -le dije, quedando encima de él.

Tomé sus manos y las ubiqué en mis pechos, llevé mis manos a sus rodillas para sostenerme de allí y comenzar a moverme en un principio lentamente para no espantarlo. Esa posición me daba otro escenario, tenía su miembro más profundo y podía obtener el ritmo que quería y sobre todo, placer.

Cuando encontré el punto exacto, cerré mis ojos y llevé mi cabeza hacia atrás, me dejé llevar por el momento, se sentía malditamente bien. Sus manos que jugaban en mis pechos se fueron a mi trasero, ayudándome a mantener el ritmo y la intensidad.

-Que bien se siente. -gimió.

«No debiste decir eso.»

Brinqué sobre él más rápido, me movía de adelante hacia atrás. De pronto la habitación se vió invadida de nuestros gemidos que eran ahora más audibles, estaba haciendo un buen trabajo. Sentía mi cuerpo arder y el escucharlo me encendía aún más, estaba a punto de venirme, pero tuve una pésima idea.

El mismo infierno 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora