Capítulo 39 "Celos I"

390 51 59
                                    

Celos I y Alejandra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Celos I y Alejandra.

Veranito al habla

Ha pasado una semana, el proyecto fue aplazado para mañana sábado y gracias a Satan, porque literalmente Marcus y yo lo único que hicimos fue beber granizada y atacarnos con insultos profanados.

Es que, ¡ES ODIOSO!

No deja de reírse de mí, gastarme bromas y por más que yo se las devuelva peor, no se inmuta, no se enfada, solo se ríe y sabes que habrá otra de su parte pronto.

Me saca de mis malditas casillas.

Mi hermana entra en nuestra habitación y me ve con mis mejillas empapadas, al borde de morir por culpa del ahogamiento de lágrimas.

—¿¡A quién matamos!?—entró en pánico y euforia, corriendo de un lado a otro de la habitación.—¡SI ALGÚN MALDITO TE HIZO ALGO ME DEDICARÉ PERSONALMENTE DE QUE SU CUERPO TRAGUE TIERRA!—río levemente, aunque aún duele.

—Leí Boulevard.—resumí.

—Espera.—hace una pausa, apretando el puente de su nariz.—¿que tú leíste?

Oh, ¿es enserio?

—Audiolibro.—comento obvia rodando mis ojos.

Respira profundo y corre a abrazarme.

—Te dije que sufrirías con ese hermoso libro.—me aferro a sus delgados brazos, razón no le falta.

Ella también lo "leyó" y coloco comillas porque fue al igual que yo, por audiolibro. No nos tomen manía, odiamos leer.

—Bueno, ¿terminasteis el proyecto de mañana?—me cuestiona limpiando mis húmedas mejillas.

—Aún no, el idiota de Marcus está investigando no sé qué cosa.—rodé los ojos.—¿y ustedes?

—Bueno dejé al estúpido de Eitan metido en el carro de la ropa sucia, espero que salga antes de tiempo si quiere aprobar.—mira su muñeca, que carece de reloj.—ya va tarde.—concluye y nos echamos a reír.

La puerta se abre de golpe, obteniendo una imagen descarada y burlona de Marcus. Sonríe al verme.

—¿Quién te dio permiso para pisar mi suelo, mugroso?—reprendo cruzada de brazos.

—¿Llorabas?—cuestiona al instanre al verme, supongo que por el brillo que las lágrimas habrán dejado en mis mejillas o la nariz roja.

—Practicaba natación en mis mejillas, ¿qué crees?—Winter comenzó a reír de manera frenética y como una foca en celo. Me vi obligada a salir de la habitación para poder escuchar al chico que había entrado sin vergüenza alguna a mi habitación.

Las mellizas de Abi Stone ® | Terminada ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora