Capítulo 17 "Por favor"

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Winter

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Winter

Caminamos hasta la entrada del internado. Nadie nos ha detenido de nuestra salida y me sorprende que sea cierto que tía Harper, digo directora Harper, se vaya los fines de semana dejándonos a la suerte.

—Vamos en mi coche.—anuncia señalando un coche la verdad no sé cual porque no me interesan las marcas de coches.

—Genial.—saco mi carnet de identidad y lo dejo en mi boca mordiéndolo.—por si morimos.—digo como puedo con el plástico en la boca.

—Dramática.—rueda sus ojos y ambos nos adentramos en su coche.

Me quedo en el asiento del copiloto y observo lo limpio y ordenado que está el auto junto a un olor de bosque nuevo y recién plantado. O una de dos, o no ha usado este coche en su vida o lo cuida como si fuera su hijo.

—¿Vas a ir todo el camino con eso en la boca?—cuestiona.

—¿Y que no me reconozcan? No.—saco el carnet de mi boca para poder decir eso y lo vuelvo a dejar en su lugar.

—Como quieras.—se encoge de hombros y enciende la radio.—tenemos que ir al super a comprar unas patatas y eso ¿okay?

—OH DIOS MIO, Gangsta's Paradise, ¡ADORO ESTA CANCIÓN!—guardo el carnet en mi bolsillo, subo el volumen de la canción y comienzo a bailar de manera loca.

—¿En serio?—Bruno no puede dejar de reír y yo no puedo dejar de mover mi esqueleto.

—Oh venga no me seas insecto palo, ¡baila tú también!

Y no sé en qué momento, Bruno y yo nos encontramos bailando a ritmo de la canción, riéndonos y haciendo el payaso sin importar nada.

Llegamos a un supermercado 24 horas que se encuentra abandonado en mitad de la carretera, como en las películas apocalípticas que siempren recurren a estos pobres como segundos platos y acaba muriendo uno del grupo por un zombie hambriento.

—¿Entras o vas a dedicarte a la profesión de mirar supermercados?—me cuestiona Bruno desde fuera.

—Solo daba gracias a los aliens de haber llegado viva al super.—le dedico una sonrisa a la vez que salgo del coche y él frunce su ceño.

—¿Aliens?—cuestiona después de haber rondado esa pregunta ocho minutos en su cabeza.

—Ah sí, encantada soy atea.—estrecho mi mano con la suya mientras nos adentramos en el super.

El aire frío del centro nos da de entrada y no puedo evitar sentir frío y que se me erice la piel, creo que mi madre me colocó mi nombre con doble sentido. Wondereall de Oasis suena en el super y comienzo a cantar como una loca por los pasillos de los lácteos.

—¿Sabes que hay gente mirando?—cuestiona Bruno mientras avanzamos por el pasillo.

—¿Quieren unirse a mi coro?—les cuestiono a los vejestorios que me dedican miradas feas.—de aquí a Got Talent.—mis manos hacen el símbolo de la paz y guiño un ojo.

Las mellizas de Abi Stone ® | Terminada ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora