Derrota de las ilusiones (42)

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- Impertinente...- comentó con el ceño fruncido el padre.

La risilla se volvió siniestra. Salisteis del castillo para no armar un gran destrozo, y en el jardín lateral, en el jardín de entrenamiento la pelea de cuatro contra uno empezó. El de cabello negro y ojos verdes sonrió malicioso mientras un par de alas de murciélago aparecían en sus lumbares, las mismas alas que aparecieron la otra vez. Kenai frunció el ceño y dio un pisotón al suelo, lo cual te sorprendió, jamás había hecho eso, pero lo que más te sorprendió fueron las miles de zarzas, enredaderas y plantas espinosas que aparecieron entre las raíces y la tierra acercándose hacia él, se mantuvo tranquilo, sumamente tranquilo, después dio un salto esquivando las plantas, estas se elevaron, Keenan usó las plantas para trepar y atraparlo al mismo tiempo que las plantas, Álex lanzaba proyectiles de fuego, tu lanzabas flechas endurecidas.

Cuando pensabais que todos los ataques iban a lastimarlo dio vueltas en espiral hacia un lado, esquivó las plantas, el ataque de Keenan, desvió las flechas y destruyó los proyectiles de fuego, todo para caer de pie en el suelo gracias al planeo de sus alas. Sonrió con malicia, después desapareció entre un humo negro, lo cual os puso en tensión porque no sabíais por donde podría atacar.

Apareció detrás de vosotros, lo supiste por el fuerte golpe en tu espalda que te derribó en el suelo, Álex actuó rápidamente y le dio una patada que se quedó en el aire pues volvió a desaparecer. Te levantaste rápidamente y giraste tus ojos hacia todos los lados en un intento de poder ver donde aparecería o por donde atacaría. Esta vez fue un ataque directo contra Keenan, una combinación de ataques y golpes que lo aturdieron y dejaron fuera de combate. La siguiente fue Álex, realizó la misma estrategia. Kenai no permitió que la dejara inconsciente, pero si fuera del combate. El azabache dejó escapar una carcajada mientras desaparecía.

- Ni siquiera he usado mis poderes todavía y ya derroté a tus hijos...- comentó apoyándose contra tu hombro, le diste un latigazo con el arco, pero él desapareció antes.- Ya quisiera ver lo divertido que es verte temblar cuando los use contigo...- aquel comentario te atemorizó más a ti que al propio rubio oro que, en tal que lo vio de reojo, lo intentó atrapar entre enredaderas, usó un escudo de ramas ante la patada que le dio. Intentaste aplacarlo desde la espalda, pero de una patada en el estómago te mandó casi diez metros lejos de ambos.

Cuando te levantaste viste como sus ojos verdes empezaron a brillar casi hasta iluminar el campo de batalla, y después parpadeaste por la magnitud del brillo. Cuando volviste a abrir los ojos, la pelea era verdaderamente encarnizada entre ambos. Intentaste llegar hasta ellos para seguir peleando, pero él parecía tener en cuenta todos y cada uno de tus ataques como si los viera o los conociera, era así como cada vez que lo aplacabas te lanzaba lejos del campo de batalla como si no quisiera pelear más que con Kenai.

En una de las patadas acabaste al nivel de Keenan y Álex, el primero empezaba a despertar de la inconsciencia, todo para girar las miradas y vuestros ojos se abrieron en shock.

- ¡Papá!- los dos menores actuaron al mismo tiempo.

Tú actuaste por impulso y lo aplacaste.

- ¿No te das cuenta de que no puedes conmigo? ¿Por qué te esfuerzas tanto?- comentó con cierto sarcasmo mientras esquivaba sin esfuerzo cada uno de tus ataques endurecidos.

La última vez no esquivó ninguno, pudiste golpearlo y escapar del bosque, e igualmente era oscuro, solo que estaba amaneciendo, y dudabas mucho que fuera por eso... ¿Por qué aquella vez sí estaba esquivando todos tus ataques? Gruñiste con frustración.

- ¿Aún no te diste cuenta de algo...?- señaló detrás de ti.

Seguiste peleando. Jamás debías perder al enemigo de viste ni despistarte. Él tomó tu mano con una expresión frustrada. Te hizo rodar sobre tu eje como si se tratase de un paso de baile y después de atrapó entre sus brazos quedando a tu espalda y que mirases a los demás.

17.- Forasterx (Unisex!Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora