Capítulo 4

293 26 3
                                        

Lauren

¿Estás segura, que ella está bien?- Preguntó mi madre.

Si mamá, Brit ya está mucho mejor. Liam se ofreció para que duerma en su casa por algunos días, pero quería pedirte permiso. Para que ella se quedara en casa, por un tiempo.- Mi madre asintió, sin dudarlo. Para luego, ayudar a mi abuela con su blusa.

Lárgate, Lauren. No quiero que me veas desnuda.- La nona ya no se bañaba sola, desde hace algunos años. No podía mantenerse de pie, por lo tanto mi madre se ocupada de ella. Ya que jamás dejaría que Taylor o incluso yo, la vea desnuda.- Hazme el favor de llamar a la iglesia y preguntar por Concepción.-
Habló, luego de que yo atravesara la puerta y me sentara, sobre su tan querido sillón.

No abuela, luego llamaré yo. Te hice caso y ayer le dije a Karla que llamaría, para ofrecer mi ayuda.- Respondí a gritos, porque además de que no me dejaba entrar. Su sordera, no ayudaba en nuestra comunicación.

Hazme caso, Lauren. Agarra ese maldito aparato y marca el número que tedio Karla, ahora.- Revolotee mis ojos, antes de sacar el movil de mi bolsillo.

Lauren, por favor. Hazle caso a tu abuela o me dejara sorda.- Gritó mi madre desde el baño, mientras yo sacaba el pequeño papel, de mi bolsillo.

Bueno, pero cállense de una vez.- Mirando los diminutos números, marqué.

Hola ¿Concepción?- Pregunté, en cuanto atendieron.

Hola... No, habla la hermana Dinah. Concepción se encuentra descompuesta. ¿Necesita algo?- ¿Dinah? ¿Quién era? Tape el celular con la mano, para luego correr hacia la puerta del baño.

Abuela ¿Cuál de todas las monjas, es Dinah?- Pregunté, apoyando el oído en la puerta.

La rubia, alta y novicia. No monja, Lauren.- Asentí con la cabeza, aunque ella no podría verme. Luego de llevar el celular hacia mi rostro, otra vez. Respondí.

Siento la tardanza, ayer hablé con la hermana Karla y quede con ella, en que llamaría a este número. ¿Usted podría pasarme con ella?- Se escucho un pequeño susurro, para luego obtener una respuesta por su parte.

Claro, espere un segundo. Ya le paso, que tenga buen día y que dios la bendiga.- Mierda, son todas iguales.

Igualmente.- Respondí, llevando uno de mis dedos hacia mi boca. Estaba nerviosa, hablaría otra vez con ella.

¿Hola?- Karla.

Hola Karla, habla Lauren. Ayer dije que te llamaría ¿Como se encuentra Concepción?- Esperaba su respuesta con impaciencia.

Ahí no, Clara. Más a la izquierda, mi mano no llega.- Se escucho desde el baño, que vergüenza.

Abuela, silencio.- Respondí, antes de escuchar a la novicia.

Concepción está un poco mejor, gracias por preguntar. Respecto a lo que hablamos ayer, el padre Luciano me dijo que usted puede acercarse cuando quiera, y él le dirá en que puede ayudarnos. Siempre tenemos cosas que hacer, así que su presencia sería de gran ayuda.- Karla respondió con seriedad, las pocas veces que hablábamos era así. Pero hoy sonaba un poco, más seria de lo normal.

Esta bien, en una hora estaré allí. Llegaré para el final de la misa, así podremos hablar. Gracias por informarme sobre Concepción, mi abuela estaba preocupada por ella.- La nona no paraba de preguntar sobre la madre, desde que anoche le conté lo sucedido.

Gracias a usted por preguntar, entonces la espero Lauren.- Ella estaba dándole un fin a la conversación, pero yo no quería. Solo deseaba escuchar su voz por algunos segundos más.

Amor a DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora