Capítulo 11

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Lauren

¿Pueden dejarnos a solas?- Pregunte aún con Dinah entre mis brazos, bajo la mirada de ambas mujeres. Karla ensanchó sus ojos, asombrada por mi petición.

Esta bien.- Susurró la morena, mientras la más pequeña caminaba hacia ella, agarrándola de la mano. Se dirigieron hacia la puerta, pero antes de irse me miró. Con intriga en sus ojos, ella no sabía el porqué de mi confianza con Dinah.

Al parecer, no soy la única enamorada de un amor imposible.- Acotó Dinah, saliendo de mi pecho y sorbiendo su nariz.

No estoy enamorada, simplemente que no la veía, desde ya tu sabes cuando.- Respondí, estos últimos días fui aún más intensa. Asistía todos los días al convento, ayudaba en la parroquia y con algunas donaciones. Al principio lo hice con la intención de ver a Karla y hablar sobre lo ocurrido, pero los primeros tres días fueron un poco raros. Ella no salía de su habitación, Dinah y Ally me informaron que la novicia se había puesto una penitencia, de cinco días de oración. Una locura lo sé, pero ambas me explicaron que era una forma de castigarse por algo, un pecado que ella tenía que purgar. De todas maneras seguí acercándome al convento, con la esperanza de que en algún momento nos cruzáramos. Pero para mi desgracia, las cosas no fueron así. Tome aquellos días para cercarme más a Dinah y Ally, la primera era mucho más charlatana y confianzuda que la pequeña. Dinah se dio cuenta instantáneamente de que algo me pasaba con Karla, aunque no me lo había preguntado directamente. Ella ya lo sospechaba, intentó hacerme hablar contándome lo de el padre Jeremías. Pero jamás sería capaz de decirle lo que sentía, no quería que Karla lo supiera. Porque ella se alejaría aún más de mi y por aquella razón no podía confiar en nadie.

Claro, pero cuando la miras tu baba te llega al mentón.- Acotó, sonando su nariz y secando sus lágrimas.

Estás equivocada, rubia.- Dije mirando hacia la ventana, evitando el contacto visual.

Como tú digas, morocha. Pero yo no me como ese cuento...¿Puedes hacerme un favor?- Levante la mirada entre sus segundo de silencio, asustada por lo que ella diría, Dinah callada era una mala señal.

Dime.- Respondí intrigada.

¿Puedes matar a Jeremías?- Solté una carcajada en cuanto las palabras salieron de su boca, ella estaba loca.- O no lo sé, al menos secuestralo y tíralo por ahí. Pero aléjalo de mi por favor, haz algo Lauren.- Al principio todo fue muy humorístico, pero su mirada de súplica al final, me daban a entender que en serio me pedía ayuda.

No quiero ir presa, pero si puedo hacer algo para mantenerlo alejado de ti.- Ella lo quería lejos y yo sabía como hacerlo.

Te escucho.- Dijo Dinah, atenta a mis palabras.

Pasará al rededor de tres días pintando la iglesia, aunque ese era mi trabajo. Puedo hablar con la madre superiora y decirle que debemos empezar, lo antes posible con el coro. Ella se verá obligada a pedirle a Jeremías que pinte la iglesia por mi, eso sería genial. Te mantendría alejada de el, mientras no pises la capilla.- Las palabras salieron con énfasis, animada porque mi plan funcionara, incluso aunque no lo haría.

No es mala idea ojitos, además de que tú puede acercarte a Karla.- Rodee mis ojos ante sus palabras, aunque pensándolo bien Dinah tenía razón. La morocha se veía obligada a asistir a las clases del coro, entonces eso quería decir que yo la vería allí siempre, el plan era genial. Todos estaríamos felices o al menos eso esperábamos.
Unos golpes interrumpieron nuestra conversación, encontrándonos con el nuevo padre, aunque tenía la entrada prohibida a los cuartos.

Amor a DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora