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- EPÍLOGO -

Se encontraban en la estación del tren, se escuchaban la voces de los demás niños y padres orgullosos. Aquellos ojos azules combinados de destellos verdes lo miraban preocupados.

-¿ Y si quedo en Revenclaw?

- Aún te amaría - respondió Harry

- ¿Pero no quieres quedar en Ravenclaw? - Thomas negó - de acuerdo, entonces yo también te seguiré amando - señaló Tom que tenía la mano entrelazada con su esposo.

- No importa en qué casa quedes, todo estará bien - Thomas abrazó a sus padres y se dirigió a sus primos Arthur y Scorpius, que también entraba ese año a Hogwarts.

- No deberías preocuparte, Alister está en Ravenclaw y la tía Pansy está muy orgullosa de ella - le dijo Scorpius a Thomas y el azabache le sonrió.

- Yo quiero estar en Gryffindor como mi papá y mis tíos - comento Arthur

- ¡Bobos, no deberían preocuparse por la casa en la que queden! - exclamó Emma, hija de Hermione - piensen mejor en lo aplicados que deben ser.

Los chicos hicieron caras de asustados, por qué sí, no la habían visto llegar.

- Te pondremos una campanita - amenazó Arthur.

Hermione se dirigió a su amigo y Harry la recibió en sus brazos.

- Míranos, quien diría que terminaríamos así.

- ¿Merecíamos un final feliz no crees? - le respondió Harry y la castaña sonrió.

Los chicos empezaron a subir al tren pero Thomas aún se encontraba sujetado a las manos de Harry y de Tom.

- ¿Tommy? - le llamó Scorpius que le había esperado.

- Hijo, la primera vez que subí al tren también estaba muy asustado pero lo logré y fue la experiencia más hermosa de mi vida - dijo Harry mientras lo abrazaba.

- Eres un gran niño que algún día se convertirá en un gran mago - también lo abrazó Tom.

Y ahora en esos ojos mezclados se notaba la confianza y la emoción, Thomas se acercó a Scorpius y juntos subieron al vagón. Una nueva etapa iniciaba para el hijo del matrimonio Riddle - Potter, y ellos no podían estar más orgullos de lo que su amor les había dado.

- Estoy orgullo de nosotros - dijo Tom abrazando a su esposo, su aliado, su amante, el amor de su vida.

Agradecía a aquella tarde en la sala común que los había unido, convirtiéndolos en Amantes y Aliados.

Amantes y AliadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora