Cap 4

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- A ver- dije nerviosa, y suspiré- Allá vamos, Rowan- empecé a caminar entrando al instituto, y cómo no, todo el mundo me miró. Pasé rápido hasta llegar a clase, donde me cogí el asiento más retirado en la última fila-
- Buenos días, chicos- dijo el profesor mirándonos- Hay nueva alumna, y quiero que reciba vuestro mejor comportamiento. Por favor, que se sienta cómoda. Bienvenida, Rowan-
- Gracias- le dije sonriendo, y otra vez me miraron. A ver si salgo viva de este día. Mientras que el profesor explicaba, una mano ajena llegó a mi espalda bajando hasta mi trasero, y enseguida me giré-
- Eres una linda gatita, niña- rió-
- Para de tocarme- le pedí, y me volví a girar- ¿Qué te he dicho?-
- Eres muy bonita, pequeña- cuando volvió a poner su mano sobre mi espalda, automáticamente me levanté y le crucé la cara-
- Déjame en paz- me volví a sentar, y en eso el profesor volvió. Vaya mañana-

***
- Mamá, hoy me quedaré a almorzar en la cafetería. No tengo tiempo de hacer gran cosa, tengo que ir después a la biblioteca-
- Está bien. Ten cuidado, cariño-
- Te quiero-
- Y yo- le colgué el teléfono, y fui a la cafetería-
- Está bien, Rowan. Le has pegado un guantazo a un chico, has hecho la mitad de tus tareas, y ahora tienes que ir a por libros para el trabajo- el primer día, sí, y ya tenía que hacer un trabajo. Es sobre Egipto, y tengo un mogollón de cosas que explicar. Es para finales de esta primera evaluación, pero prefiero ir empezando ahora que no tengo muchos deberes. Después de de almorzar fui al baño, salí de la cabina una vez terminé, y me lavé las manos- William- afirmé sintiendo su abrazo, y miré al espejo- Sabes, esto es el baño de las chicas-
- Me da igual, ni que fuese un violador- reímos- He visto a ese Bill Kaulitz-
- ¿Qué te ha parecido?- me dejó movilidad para poder verlo cara a cara-
- Me gusta para tí- sonrió. Aunque fuese una sombra alta, me caía muy bien. Se convirtió en mi mejor amigo-
- Mira- cogí lo que era su brazo, y se lo enseñé- Te estás dejando ver-
- Eso es porque ya mismo sabrás toda la verdad- me fijé en su rostro, que también se estaba empezando a clarear-
- Pues bueno, eso. Y....- un par de chicas entraron hablando- ¿Estás bien, chica nueva?-
- Sí, lo estoy-
- ¿Por qué hablas sola?- se puso en el lugar de William atravesandolo, a lo que abrí la boca un poco-
- Pues....a veces me pasa-
- Nos preocupaste, pija- las dos rieron-
- Sal, ya- me susurró William, a lo que asentí-
- Eeeh, rarita. Ven aquí- la que habló me cogió del cabello-
- ¡Dejadme, por favor!- ellas dos rieron, y yo miré a William. ¡Tiene colmillos! Y dios, ya ves si tiene, son enormes- Lo digo de verdad, no os va a gustar nada-
- Sigue soñando, niñita- las dos volvieron a reír, y me dieron una patada cada una en un lado diferente del cuerpo-
- ¡DEJADLA EN PAZ!- dijo William con los ojos hechos fuego, y se dejó ver. Ahora ya no era invisible-
- Este es tu amigo, ¿no? Un larguilucho que no tiene ni puñetera idea de nada- las dos volvieron a reír, pero él soltó tal gruñido que me dio miedo y todo- Oooh, perrito faldero-
- William, tranquilo- dije acariciando su brazo, y él me miró-
- ¿Vais a dejarla en paz?-
- Mm, deja que lo piense.... No- volvieron a reír, y él fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un demonio que llegaba al techo. Se agachó delante de ellas, y gruñó de nuevo-
- William- me defendía, y me defendía a más no poder. Me sentía tan querida. Pero, me preocupaban esas dos-
- ¿La vais a dejar ahora?- preguntó con una voz que daba miedo, mucho miedo. Esas dos niñas estaban temblando- ¡Estoy preguntando!- medio gritó, y ellas también gritaron-
- ¡Vámonos!- dijo la rubia, y cogió a la castaña para irse- ¡Yolanda, espabila!-
- ¡No os vais a ninguna parte!- gritó él cogiéndolas con sus manos, y empezó a reír mientras ellas seguían temblando- ¿La vais a dejar ahora?-
- La dejaremos, la dejaremos- dijo la castaña, y él las bajó-
- Espero que sea verdad- le dijo él, y volvió a gruñir- ¡Fuera!-
- ¡Vámonos ya!- dijo la castaña, y las dos salieron-
- William- lo miré, y ahora estaba volviendo a su estatura normal- ¿Estás bien?- volví a acercarme a él, y acaricié su brazo- Gracias-
- Ven aquí- dijo cogiéndome del brazo, y me senté a su lado- Siempre te defenderé, que lo sepas-
- Eso es muy tierno de tu parte- sonrió- Gracias-
- No hace falta- me abrazó- Te quiero-
- Puedo decir lo mismo- sonrió- Mírame un momento- me miró, y veía reflejado a Bill- ¿Por qué te pareces tanto a Bill?-
- Pues, no lo sé- sonó nervioso- Me tengo que ir-
- ¿A dónde?-
- Tengo hambre- reí-
- Gracias, una vez más- lo abracé, y noté que tenía cabello largo- Oooh, tienes melenitas-
- Desde hace ya un tiempo- rió-
- Nos vemos después-
- No lo dudes, preciosa- saltó por la ventana, y cuando miré, ya no estaba. Este chico demonio se despide de unas maneras muy raras, pero, me gustan. Me hace reír, siempre, y por las noches viene a visitarme. Tengo pesadillas, bastantes, y él siempre, siempre, siempre me calma-
- Eres tan raro- dije riendo mientras salía del baño, y fui a la cafetería. Después de almorzar me fui a la biblioteca del instituto, me sacaría el carnet sí o sí- Buenas tardes- la señora me miró-
- Hola, muchacha- sonrió- ¿En qué te puedo ayudar?-
- Quiero sacarme el carnet de socia, por favor- ella asintió, y abrió el ordenador-
- Tus datos, por favor- le estuve diciendo hasta mi fecha de nacimiento, y ella me sacó el carnet recién hecho- Aquí tienes-
- Gracias. ¿Cuánto es?-
- La primera vez que te sacas el carnet en esta biblioteca es gratis. Pero, si ya te lo sacas más veces, tienes que pagar-
- Vale, gracias- sonreí, y me metí en la biblioteca. Busqué los libros, y cogí todos los que pude hasta una de las mesas más cercanas. Los dejé, saqué mi archivador, y me puse a coger la información más importante-

- Mi amor, ¿qué te ocurre?- apareció él por la puerta-
- Nada-
- Venga ya, por favor. Llevas varios días así, y no me estás contando nada de nada- suspire- ¡Cuéntamelo, Rowan! Algo te está preocupando-
- Lo sé, lo siento- lo miré- Tal vez me tenga que ir de Alemania, Bill- él me miró- Mi madre ha vuelto con mi padre-
- No me digas eso, cariño- asentí- Por favor, no te puedo perder-
- Lo siento mucho- nos abrazamos- Te quiero-
- Y yo a tí-
- No me dejes, Bill, te quiero-
- Y yo, y yo- me abrazó más fuerte, y noté mi camiseta mojarse-
- No, tranquilo- gruñó un par, de veces, y empezó a agrandarse. Se volvió a convertir con esta irritación- Billy, mírame- él me miró, nunca había visto a un demonio de llorar- Tranquilo. Tú tienes tú vida aquí, cielo, con tu hermano-
- Yo la quiero contigo- me abracé a su brazo, y él me subió hasta dejarme en su hombro- Te quiero, Rowan- su voz de demonio ya no me daba miedo, me acostumbré-
- Yo a tí también, Billy. Lo siento mucho-
- No, no te preocupes. No ha sido tu culpa, pequeña- los dos suspiramos-
- Pero, oye. Puedo venir de vacaciones, y llamarte todas las noches- sonrió-
- No hay mejor novia que tú- le di un beso en la mejilla, y sonrió de nuevo- Cariño-
- Voy, voy- me bajé al ver que volvió a empequeñecer, y él volvió a su estatura normal- Prometo volver-
- Y yo prometo que siempre te cuidaré-
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- Oh, mierda- dije cuando me desperté, las 20:30 de la tarde. Recogí rápido, me lleve esos libros prestados, y salí de la biblioteca-
- ¡Hola, muñequita!- miré hacia atrás, donde los tres guarros de esta mañana estaban. Empecé a caminar más deprisa, ellos también- ¡Te estamos hablando a tí, Rowan! ¡La nueva!-
- ¡Dejadme!- aceleré hasta empezar a correr-
- ¡No corras, pedazo de pu**!-
- ¡Dejadme en paz!- salí a los jardines del instituto, donde uno de ellos me atrapó rompiendome la camisa del uniforme- ¡NO!-
- Sí- rió, y los otros dos llegaron. Me tiraron al césped, e hicieron que me pusiera arrodillada bocabajo- ¿Quién es el primero?-
- ¿Qué vais a hacer?- pregunté asustada-
- Algo que jamás nos vas a perdonar, bonita- rieron, y me agarraron más fuerte las manos llevándolas a mi espalda-
- ¡No, por favor! ¡¿Qué debo hacer para no pasar por esto?!-
- Nada, es lo único que debes hacer para que te dejemos en paz- empecé a llorar cuando noté sus manos en el filo de mi falda, y entonces oí un golpe-
- ¿Qué hacéis con mi novia?- sonreí al escucharlo-
- ¿Es tu novia? Chico, nos lo ha pedido ella-
- ¡Mentira!- le dije llorando-
- Deberían echaros de la escuela por intento de violación, parguelas-
- Oooh. Cuidado, somos unos parguelas- rieron- ¿Quieres apuntarte tú también a la fiesta, pedazo de maricona con piernas?-
- Dime lo que quieras, pero, dejas a mi novia-
- No, chaval- noté la mano de ese sucio dándome un guantazo en las caderas- Es mía, chico-
- Vuelves a tocarla y te juro que...-
- ¿Sí?- me sentí tan sucia cuando tocó mi trasero como en clase que empecé a llorar de nuevo-
- ¡TE LO HE ADVERTIDO!- gritó, y noté que le cambiaba la voz. Esos gritaban, y yo aproveché para cubrirme con la camisa- ¡LA VAS A DEJAR EN PAZ POR HUEVOS!-
- ¡DÉJAME, SATANÁS!- él negó, y lo clavó en una rama del árbol donde me apoyaron. Empezó a caer un río de sangre hacia abajo, así que me aparté asustada-
- ¡EL MISMÍSIMO SATANÁS EN PERSONA!-
- ¡CORRE, TÍO, CORRE!- los cogió, y a uno lo estampó contra la pared-
- ¡POR FAVOR, TENGO FAMILIA! Mi madre, mi novia, mis hermanos-
- Oooh, vaya. Así que, tienes novia pero vas tirándote a cualquier chica bonita, ¿verdad? Eres un infiel-
- ¡DÉJAME VIVIR!- lo mató también, y lo que hizo fue clavarlo como al otro-
- ¿A que duele?- preguntó achuchandolo más contra la rama para que se clavara más aún, y el chico gritó mientras él reía-
- Si lo llego a saber, no vengo- esas fueron sus últimas palabras, y los dejo allí desangrandose-
- Rowan, por dios- me miró- ¿Te han hecho algo?- preguntó volviendo a su forma original-
- ¡No me toques!- me encogí escondiendome detrás de otro árbol, pero él me encontró- ¡Déjame vivir!-
- Rowan- empecé a llorar, y él se agachó delante mía- No te mataría, y lo sabes- lo miré por encima de mis brazos- Cariño, no me tengas miedo. No quería que te hicieran nada- me abrazó- Me preocupas- no sé cómo lo hace para hacerme creer todo lo que dice, pero, siempre caigo- Ven, te llevaré a casa- dejé que me cogiera, se enganchó mi mochila a su hombro, y me llevó a casa. Cuando llegamos, me metió por la ventana de mi habitación, y me dio el pijama-
- Gracias- sonreí. Me cambié en el baño, y me metí el la cama al salir-
- Duerme, estarás agotada después de todo lo de hoy- asentí- Siempre te estaré protegiendo-
- Siempre- repetí, y él asintió- Gracias, de nuevo-
- No me las des, pequeñaja-

Satanás en persona. (Bill Kaulitz-Tokio hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora