Capitulo 10

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-Puedes... puedes esperarme un segundo. Necesito hablar con mi compañero.- hablé apresurada. No podía dejar que se fuera así tan fácilmente.

-El comisario Suárez está de acuerdo con esto.- dijo Luca con media sonrisa en su rostro.

-No lo creo, él no me ha consultado.

-Pues ve y pregúntale.- le mire mal.- te esperare en tu oficina, quince minutos, no más.

Corrí hacia la oficina en la que se encontraba Ivo y me adentré lo más rápido posible. 

-¿Que haces? ¿Que ha pasado?- pregunto mi compañero dejando una carpeta sobre el escritorio.

-¿Estas de acuerdo con que Gonzales trabaje con nosotros? ¿De que vas?- hablé agitada.

-Es la decisión más inteligente, lo dejas ir y lo matan. Preso no lo podemos poner y es la única ayuda que tendremos. Pon en una balanza imaginaria, de un lado un testigo muerto y del otro un testigo muy colaborativo.- habló tranquilo.- recuerda que yo soy el inteligente y tú la violenta.- le mire con una ceja levantada.

-Encárgate de la fuga, quiero resultados ya o me pondré violenta pero contigo.- me retire del lugar. No tenía un solo descanso desde que todo esto comenzó. Me planteé la idea en el cerebro y camine convencida hasta mi oficina.  Al ingresar no lo vi y rodé los ojos, no soportaría otra fuga. Salí y tomé por un brazo a uno de los policías que allí pasaban.

-¿Donde está Gonzales?- el me observo algo nervioso.

-Ha preguntado por tu oficina y lo han enviado allí.

-Esta es mi oficina.

-Esta oficina le corresponde al comisario Suárez.- suspire y le deje ir. Camine hacia mi oficina, la mierda esa que me dieron como oficina mejor dicho. Me adentré y allí estaba parado, justo en el medio.

-Vaya porquería de oficina tienes.

-Necesita algunos retoques.- el sonrió abiertamente.- ¿Que?- me acerqué a él.

-Esto necesita ser tirado a abajo y vuelto a construir. En serio es una mierda.- observo todo por arriba y luego posicionó sus ojos sobre mi.- ¿Has decidido algo? Porque si no, me voy.

-Te quedas.- ordene.- haremos el trato. Pero me harás caso en todo lo que te diga.- lo observe bailar frente a mi y fruncí el ceño.- ¿Que haces?

-Bailo.

-¿Por que?

-Porque has aceptado.

-Eso no es normal, en serio.- seguí observándolo mientras contenía una sonrisa a punto de escapar de mi boca.

-¿Cuando nos vamos? Este lugar me tiene harto.- dejo de bailar y se puso serio.

-Todavía no podemos irnos, necesito hacer cosas aquí.

-Quiero irme.

-Escucha, has aceptado el trato tú también, así que te vas a la sala de testigos y te quedas allí esperando hasta que termine todos los papeles que debo llenar.- ordene como si fuera una madre hablándole a su hijo pequeño. Él rodó los ojos.

-Iré a por café...-camino hacia la puerta y le mire mal.- y después voy a la sala de testigos, tranquila.- me esquivo y salió del lugar.

La chica del expediente III Donde viven las historias. Descúbrelo ahora