Capitulo 36

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POV Luca

-Esta muerto, joder.- escuché los gritos desesperados de mi suegro, le habían disparado al abuelo y lo habíamos arrastrado hasta un lugar seguro. Estábamos rodeados y por lo que había dicho Sebastián, no iba a llegar ayuda de los demás ya que estaban igual que nosotros. 

La cabeza me dolía, esta presión constante no me ayudaba para nada. 

-Tenemos que irnos.- dije mirando el cadaver del hombre frente a mi. 

-No, no podemos dejarlo aquí.- Juan estaba visiblemente afectado por la situación. Él trataba de hacerle los primeros auxilios al anciano pero todos sabíamos que ya no había mas nada que hacer. 

-Tenemos que irnos, los niños nos necesitan.- insistí. Había que moverse, no podíamos regalar ninguna oportunidad para que nos matasen. Me acerqué a mi suegro y puse una de mis manos sobre uno de sus hombros.- En serio tenemos que irnos.- volví a decir. Parecía frío, pero necesitaba ser así para mantener con vida a los demás. 

-Vámonos.- ordenó Sebastián mientras limpiaba algunas lagrimas de su rostro. Los mayores se prepararon mentalmente para seguir, sabía que era difícil pero no podíamos perder mas tiempo.- Quieren hablarte.- indicó el primo de mi novia. Me alcanzó su auricular y me lo puse en el oído izquierdo. 

-Luca, tienen que irse de la casa. No esperen a nadie, solo váyanse de aquí.- Escuché a Rebecca hablar desde algún lado y quise responderle pero no me escuchaba.- Estamos hasta el cuello de mierda, solo escapen de aquí.- se escuchaba totalmente desesperada y eso me ponía nervioso.

-Acompáñalos a la salida, ponlos a salvo, tu puedes hacerlo.- le ordené a Sebastián y me miró mal.- no es momento de discutir por nada, salgan de aquí, iré a por los demás.- cargué mi arma y salí del lugar en silencio. Tenía que ir a buscarla, debía sacarla de la casa. 

-Te quiero, no sabes cuanto te quiero Luca, espero que estés escuchando esto porque será lo ultimo que diré, iré a por esos cabrones de mierda.- ella estaba enojada y como siempre, seguiría sus impulsos, esos mismos impulsos que me daban terror.- Has sido lo mas bonito que conocí nunca. 

-Reb...-pronuncie suave y luego me acorde de que no podía escucharme. Un escalofrío corrió por toda mi espalda, la comunicación se había cortado. 

Traté de avanzar rápidamente hacia donde estaban, debía mantenerme atento, si Rebecca estaba rodeada entonces los tomaría por sorpresa, nadie iba a tocar a mi chica. 

Los disparos se escuchaban cada vez mas fuerte, era señal de que estaba en la dirección correcta. Acomode mejor el arma entre mis manos ya que las tenía traspiradas y seguí avanzando. 

-Quédate quieto hijo de la gran puta.- dije despacio detrás de uno de aquellos hombres. Le apunte directo a la cabeza pero se volteó. 

-Nos volvemos a encontrar.- habló Jairo con una sonrisa en el rostro.- Tendrás que solucionar esto, o me matas o te mato, a la cárcel yo no entro.

-Cállate.- le miré fijamente, no podía entender en que momento mi amigo se había vuelto una basura.- Has entrado a una casa de familia, lo has destruido todo, eres un cabron de mierda. 

-Te recuerdo que aquí dentro está mi hija, espero que no hayas creído que no vendría a por ella. 

-Entrégate Jairo, ya no tiene sentido toda esta locura. 

-¿Sabes? La idea de Stella era matarte en México y no lo he hecho porque eras mi amigo.- confirmé que él lo sabía todo. 

-¿Y se supone que por eso tengo que dejarte ir?- pregunte altanero. 

-Hay una puerta bloqueada adentro, no podemos ingresar.- escuché a Stella rabiosa a través de una radio y me di cuenta de que estaba en el mismo lugar que Rebecca.

Le disparé a Jairo en una de sus piernas, no le dejaría avanzar tan fácilmente. Corrí hacia donde estaban los niños y busqué a Reb con la mirada, no estaba allí. 

-Te has demorado.- dijo Stella detrás de mi. Tenía a Susana tomada por el cuello y le apuntaba con un arma directamente a la cabeza. 

-Suéltala.- apunté con mi arma y mi cuñada abrió los ojos de par en par. 

-Vas perdiendo Luca, he herido a tu noviecita y ahora matare a esta zorra.

-Suéltala hija de puta.- escuché la voz de Rebecca detrás de mi. Camino hacia mi lado con dificultad, traté de buscar alguna herida con mi mirada pero no podía descubrir por donde sangraba. Estaba agotada y pálida.- no vas a llevarte a la niña, no mereces ser su madre, eres una desgraciada.- pronunció totalmente enojada mientras apuntaba a su enemiga con mi revolver. 

-Tu no eres nadie para decirme que merezco y que no.- Stella totalmente enloquecida le disparo a Susana en la cabeza. Rebecca sin pensárselo dos veces le disparó a la asesina. 

Ambos nos quedamos congelados, de un momento a otro el tiempo dejo de correr. 

-No puede ser...-mi novia se acerco al cadaver de su hermana lentamente, le costaba caminar.- Susy...-dejó caer su cuerpo al lado del de ella. 

-Stella...-Jairo se quiso acercar a ellas pero lo detuve de un golpe en el rostro. Su mujer, herida, quiso acercarse a Rebecca para hacerle daño y entonces me abalancé sobre ella. 

-Ni lo pienses, no te permitiré seguir haciendo esas mierdas que haces.- dije mirándola directamente a los ojos. Su mirada estaba oscura, nunca la había visto así. 

-Suéltala Luca, déjanos ir.- escuché a Jairo hablar casi a mi lado. Cuando pude darme cuenta de lo que sucedía mi pecho empezó a doler. Él tenía a Rebecca y yo tenía a Stella, esto aun no terminaba.- Si la quieres tanto como yo a mi esposa, déjanos ir y terminemos con esto de una vez. 

-Ni se te ocurra dejarla escapar.- ordenó Rebecca en medio de un ataque de llanto. Jairo puso un arma en su cabeza, habíamos dejado de jugar hacía tiempo, las advertencias entre los cuatro eran de verdad y no dudaba que mi ex amigo le dispararía a mi novia. 

-Mátala de una vez, lo único que ha hecho es cagarnos la existencia.- dijo Stella mientras se removía inquieta entre mis brazos, debí ejercer un poco mas de fuerza o si no se escaparía. 

-Es en serio Luca, suéltala y yo suelto a la comisario.- él estaba nervioso y gracias a eso no podía controlar la agresividad con la que sostenía a Reb.

-Ha matado a mi hermana, no la dejes ir, necesitamos justicia.- habló ahogada la chica frente a mi y me rompió el corazón. 

Mi cerebro iba a mil, no podía permitir que le hagan daño pero tampoco podía permitir que escapasen, si hacía eso traicionaría a mi chica. 

-Deben irse sin Raquel.- hablé tratando de mantener mi tranquilidad intacta.- La puerta no va a abrirse, nadie los ayudará. 

-Luca...-advirtió Rebecca al conocer mis intenciones. 

-No voy a dejar que te maten, no me pidas eso porque no lo haré.

-¿Nos dejaras ir?- insistió Jairo. Asentí con la cabeza poco convencido. 

Solté con precaución a Stella y Jairo soltó a Rebecca, esperaba algún tipo de ataque pero ambas mujeres estaban heridas. Quise ayudarla a caminar, quise tomarla entre mis brazos pero no me dejo. Observé como la pareja herida escapaba rápidamente, Stella lloraba, talvez porque no podía llevarse a su hija. 

Rebecca se acerco a su hermana y nuevamente se sentó en el suelo. Camine hacia ella pero me miró como nunca. 

-Ni se te ocurra.- sentenció. 

-¡Alto policía!- escuchamos la voz de Ivo fuera del lugar. Todo había salido como esperaba, sabía que ellos llegarían en cualquier momento y detendrían a Stella y Jairo. 

Lo único que no tuve en cuenta fue que había traicionado a Rebecca. 


La chica del expediente III Donde viven las historias. Descúbrelo ahora