Me senté justo frente a él, en el otro lado del escritorio. Había un silencio profundo en este lugar.
-Tenemos que hablar de lo que ha sucedido.- dijo serio.
-¿Tu también quieres disfrutar un poco más de tu soltería?- bromeé acerca de lo qué me había dicho Daniel. Luca negó con su cabeza, seguía serio.
-Hay que hablar de... ya sabes...- me pidió ayuda con la mirada.
-Te refieres a eso, que yo ya sé y tú sabes.
-Exacto.- esta conversación se estaba tornando rara.
-Bien, comienza.- dije después de un gran suspiro. Me estaba poniendo nerviosa.
-¿Eres...tradicional? ¿Quieres que te lo proponga formalmente frente a tu familia o algo? Porque puedo hacerlo, no tengo ningún problema.
-No nos casaremos...-le mire extrañada.- eso sería algo raro.
-Me refiero a la petición de... ya sabes.
-Ah, no, no soy tradicional.- Luca le estaba dando muchas vueltas.- oye si tú estás inseguro de esto podemos dejar esta conversación aquí.- dije dudosa.
-¿Que? No, no estoy inseguro, ¿tú estás insegura?
-No, claro que no.
-Bien ¿entonces lo hacemos?- asentí.- ¿como lo hacemos?
-Esto está demorando muchísimo.
-Lo se.- lo ví moverse nervioso.
-Luca.- llame su atención.- ¿Quieres?- asintió.
-¿Tu quieres?- moví la cabeza para indicarle que si.- bien entonces... ya somos...
-Si, ya lo somos.
-¿Habría que sellar este momento con un beso no? Así como firmando algún informe de un caso para confirmarlo.
-Esta bien, solo déjame que...-tome su vaso de whisky y bebí de lo que quedaba en un solo y profundo trago.- acércate.- indiqué.
Luca movió su torso hacia adelante y estiró su cuello. Yo hice lo mismo, estaba preparada.
Rosamos nuestros labios y luego confirmamos nuestro noviazgo con un beso, que podría ser más prologando si no hubiesen abierto la puerta.
-Eso es muy raro. ¿Por qué hay un escritorio justo en medio de su beso?- pregunto Sebastian.
-¿Puedes retirarte? Estamos en medio de algo.- dije mirándole mal.
-Esta bien, me debes cuarenta dólares Luca.- habló antes de volver a cerrar la puerta.
-¿Han apostado por esto también?- pregunte mientras me levantaba y rodeaba el escritorio.
-Solo un poco.- sonrió.- ven...- estiró sus brazos y acorte distancias. Me senté sobre sus piernas y me rodeó con sus brazos. Hacia mucho que no me sentía tan protegida como ahora.
Era la primera vez que nos demostrábamos cariño así, más allá de los besos que nos dimos.
Observe su rostro, me parecía tan perfecto como el primer día que le vi. Sonreí levemente y besé la punta de su nariz.
-¿Que te han dicho antes de que llegara?- hice referencia a mi padre y abuelo.
-Es un secreto de caballeros...- besó uno de mis hombros y apretó un poco más su agarre.
-Dime anda.- presione. Quería saber por qué todos huían de la casa después de esa reunión.
-Bueno, básicamente he firmado una sentencia de muerte voluntaria.- fruncí el ceño confundida y él sonrió- si te hago algún tipo de daño, el más mínimo que sea, me arrancaran los huevos y se los entregarán al perro de la vecina.
ESTÁS LEYENDO
La chica del expediente III
RomanceRebecca Navarro, una nueva comisario enviada a investigar varios casos de corrupción en la comisaría número seis, será la encargada de revelar el secreto más oscuro de Stella Cruz, su nueva chica del expediente.