Capitulo 29

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-¡Ha llegado tu tito mira Raquel!- su llanto se escuchaba desde afuera de la casa. Al entrar la pequeña corrió hacia Luca y le abrazo con sentimiento.

-¿Que ha pasado cariño?- preguntó él amable.

-Es que... es que necesito una historia para dormir...

-Le he contado tres y aún así no ha podido dormirse.- hizo una especie de reclamo Susana. Era tarde, nos entretuvimos demasiado con lo poco que teníamos en la feria.

-Yo quiero una de mi tito...

-Esta bien, vamos a la habitación y te cuento una historia, pero me prometes que después de eso te duermes.- la levantó del suelo y avanzó hacia la escalera.

-Espera...- la pequeña lo detuvo y él le prestó atención. Ella le dijo algo al oído y Luca sonrió levemente.

-Raquel quiere que tu también vengas con nosotros.- el chico se dirigió a mi y la niña escondió su rostro en el pecho de su tío con vergüenza.- Puedes contarle aquella historia...-fingió hacer memoria.

-¿La de la coneja?

-No, esa es una mierda.

-Luca... la niña.- advertí.

-Lo siento cariño pero teníamos que decirle la verdad.- la chiquilla asintio despacio y alcé una ceja.- ¿Qué te parece si le contamos la historia de como un león se arroja por una tirolesa para conquistar a una leona?- la niña presto atención rápidamente.- No me mires a mi, es la comisario que se sabe esa historia.

-¿Puedes contarme esa?- me pregunto ella por lo bajo. Asentí aunque no tenía idea de que decir, Luca a veces tenía una imaginación a la cual yo no podía llegar.

-Pues entonces vamos, que se hace tarde.- él avanzó escaleras arriba y le seguí.

-Creo que mi cama es más grande, cabemos los tres.- dije como una opción. La habitación en donde dormía Raquel era la de mis sobrinos y solamente había camas pequeñas allí.

-Está bien, vamos a tu habitación.- Luca redirigio nuestro recorrido y nos adentramos al lugar.

-Acomódense que yo iré a ponerme un pijama.- ni siquiera termine de decir eso cuando ambos estaban casi sobre la cama.

-¿Me prestas algo?- pregunto el chico acercándose a la puerta del baño.- es que mi habitación está lejos.

-Todo te quedará pequeño.

-Pues entonces me quedare así...-se quito la chaqueta y la camisa que llevaba puesta. Observe cada uno de los músculos de su torso.

-Hace frío para estar así...

-Igualmente te gustan las vistas guapa.- se hizo el galán. Camine hacia el closet y allí busqué la remera más rosa que tenía, si quería hacerse el guapo entonces lo haría con eso también.

Le mostré una de mi más rosa y grande remera, justo en el medio tenía un enorme corazón de color rojo. También le di un pantalón pijama que tenía guardado de la última vez que se quedó aquí.

-¿Te crees que tengo algún problema con que sea rosa?- me arrebató la prenda de las manos y se la coloco. Definitivamente le quedaba pequeña y le apretaba lo suficiente como para marcar todos sus músculos.- Si es que lleve el color que lleve, o sea lo que sea que me ponga, te mueres por mí igualmente.

-No cantes victoria.- le esquive y camine hacia el baño nuevamente.

-¿Como me queda cariño?- le pregunto a su sobrina. Ella alzó una manita y le mostró el pulgar confirmándole con esa seña que estaba bien.- es porque la ropa no tiene género... ¿no?

La chica del expediente III Donde viven las historias. Descúbrelo ahora