-¡Ha llegado tu tito mira Raquel!- su llanto se escuchaba desde afuera de la casa. Al entrar la pequeña corrió hacia Luca y le abrazo con sentimiento.
-¿Que ha pasado cariño?- preguntó él amable.
-Es que... es que necesito una historia para dormir...
-Le he contado tres y aún así no ha podido dormirse.- hizo una especie de reclamo Susana. Era tarde, nos entretuvimos demasiado con lo poco que teníamos en la feria.
-Yo quiero una de mi tito...
-Esta bien, vamos a la habitación y te cuento una historia, pero me prometes que después de eso te duermes.- la levantó del suelo y avanzó hacia la escalera.
-Espera...- la pequeña lo detuvo y él le prestó atención. Ella le dijo algo al oído y Luca sonrió levemente.
-Raquel quiere que tu también vengas con nosotros.- el chico se dirigió a mi y la niña escondió su rostro en el pecho de su tío con vergüenza.- Puedes contarle aquella historia...-fingió hacer memoria.
-¿La de la coneja?
-No, esa es una mierda.
-Luca... la niña.- advertí.
-Lo siento cariño pero teníamos que decirle la verdad.- la chiquilla asintio despacio y alcé una ceja.- ¿Qué te parece si le contamos la historia de como un león se arroja por una tirolesa para conquistar a una leona?- la niña presto atención rápidamente.- No me mires a mi, es la comisario que se sabe esa historia.
-¿Puedes contarme esa?- me pregunto ella por lo bajo. Asentí aunque no tenía idea de que decir, Luca a veces tenía una imaginación a la cual yo no podía llegar.
-Pues entonces vamos, que se hace tarde.- él avanzó escaleras arriba y le seguí.
-Creo que mi cama es más grande, cabemos los tres.- dije como una opción. La habitación en donde dormía Raquel era la de mis sobrinos y solamente había camas pequeñas allí.
-Está bien, vamos a tu habitación.- Luca redirigio nuestro recorrido y nos adentramos al lugar.
-Acomódense que yo iré a ponerme un pijama.- ni siquiera termine de decir eso cuando ambos estaban casi sobre la cama.
-¿Me prestas algo?- pregunto el chico acercándose a la puerta del baño.- es que mi habitación está lejos.
-Todo te quedará pequeño.
-Pues entonces me quedare así...-se quito la chaqueta y la camisa que llevaba puesta. Observe cada uno de los músculos de su torso.
-Hace frío para estar así...
-Igualmente te gustan las vistas guapa.- se hizo el galán. Camine hacia el closet y allí busqué la remera más rosa que tenía, si quería hacerse el guapo entonces lo haría con eso también.
Le mostré una de mi más rosa y grande remera, justo en el medio tenía un enorme corazón de color rojo. También le di un pantalón pijama que tenía guardado de la última vez que se quedó aquí.
-¿Te crees que tengo algún problema con que sea rosa?- me arrebató la prenda de las manos y se la coloco. Definitivamente le quedaba pequeña y le apretaba lo suficiente como para marcar todos sus músculos.- Si es que lleve el color que lleve, o sea lo que sea que me ponga, te mueres por mí igualmente.
-No cantes victoria.- le esquive y camine hacia el baño nuevamente.
-¿Como me queda cariño?- le pregunto a su sobrina. Ella alzó una manita y le mostró el pulgar confirmándole con esa seña que estaba bien.- es porque la ropa no tiene género... ¿no?
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La chica del expediente III
RomanceRebecca Navarro, una nueva comisario enviada a investigar varios casos de corrupción en la comisaría número seis, será la encargada de revelar el secreto más oscuro de Stella Cruz, su nueva chica del expediente.