Adaptación

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Ciel solo vio como su extraño tutor desaparecía, ya era algo a lo que se estaba acostumbrando, recostándose  en la cama no entendía su actitud, ni ese gesto que le dio antes de marcharse. ¿Acaso lo había ofendido al invitarlo? ¿Lo hizo de forma incorrecta? Seguramente, él no iba a esa clase de reuniones o ya alguien más lo había invitado, su mirada se perdía en el techo de su habitación en estas divagaciones. Volteó la mirada para darse cuenta que la escoba que usó antes estaba a su lado, esbozó una sonrisa de satisfacción al recordar como se había elevado en ella, esto de la magia que creía una patraña era una realidad, podía sentirla.

Ahora que había comprobado que podía hacer magia, todavía lo dudaba, se esmeraría por aumentar y mejorar sus habilidades por cumplir su objetivo pero también por orgullo propio.

—¡Ciel¡ ¿Dónde estabas? Te estuve  buscando por toda la escuela... —Grim con fingida molestia le reprochaba. El joven sabía que el responder con la verdad aquella pregunta solo provocaría un bochornoso hostigamiento por su odioso amigo, así que evitaría el tema.

—Iré a cambiarme... Casi es hora de cenar ¿No?

Ignorándolo, se levantaba de la cama e iba al armario para buscar otras  prendas, yendo al baño se cambiaría, Grim vio la escoba sobre la cama así que podía intuir el motivo del silencio de su joven amigo, esbozando una sonrisa se proponía a averiguar lo que le ocultaba su discreto amigo. Mientras tanto en el dormitorio de Diasomnia una peculiar escena se desarrollaba.

—¿Qué le pasa? Usualmente no come helado antes de cenar. —Silver, un chico cabello platinado con aparente seriedad comentaba algo sorprendido— Y parece feliz.

Su compañero a su lado, se encogía de hombros no dando una respuesta, los dos a unos metros veían a su líder comer una copa con helado en silencio parecía estar sonriendo para si mismo; ignorando todo a su alrededor.

—¿Serán ciertos los rumores? —Silver cuestionó en un susurro.

—No creo... Nadie es digno de nuestro señor... —Otro chico de nombre Zebek, devoto admirador de Malleus respondía con recelo.

—Pero es mucha coincidencia que el día que surge el rumor de que tiene pareja esté de buen humor ¿No te parece raro? Deberíamos preguntarle si se siente bien.

—¿Y ponerlo de mal humor? Déjalo que coma tranquilo su helado.

Los dos hablaban entre susurros, algo intrigados por la extraña actitud de Malleus discutían el ir a preguntarle si algo le pasaba, entonces alguien se unía a su conversación.

—¿Qué ven? —Lilia cuestionó dudoso poniéndose entre los dos, ellos señalaron a Malleus comiendo feliz su helado— ¿Qué hace?

—Parece estar de buen humor... Tú debes saber que le pasa... Cuéntanos.

Lilia ignoró la petición de Sebek mientras se acercaba a Malleus, para ser honesto no sabía que le sucedía. Desde la tarde no lo había visto. No podía estar así por ese niño ¿Verdad? Rogaba que no fuera ese el motivo pero no quería seguir con la duda así que le preguntaría. Los otros con expectativas observaban a lo lejos.

—Oye Malleus... ¿Por qué comes eso antes de la cena? No es costumbre tuya comer el postre antes de la cena. Y... ¿Qué te ha puesto de buen humor?

—Solo sentí ganas de comer algo dulce ahora... ¿Algún problema? —Murmuró cambiando su semblante a uno más serio.

—No ninguno... Esos dos de allá querían saber que te pasaba...

Malleus dirigió su mirada a los dos que se escondieron de inmediato, en un suspiro solo tomaba su copa de helado y se disponía a marcharse.

Ciel In Twisted Wonderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora