Trato

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Lilia trataba de pensar en lo que debía hacer mientras caminaba por uno de los pasillos del sombrío palacio ¿Podía hacerse lo correcto en una situación así? Su intención era buena porque solo trataba de proteger la felicidad de Malleus, así que sin duda alguna eso era lo correcto, divagaba en silencio para si mismo hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos por un joven que tropezó con el.

—Señor Lilia, lo siento no lo vi... —Era la disculpa de Sebek quien notó de inmediato su gesto preocupado, poco usual en él— ¿Le sucede algo?

—Umm nada... —Respondió con su habitual sonrisa tratando de disimular su preocupación— Precisamente iba a buscarte para decirte que debo resolver un asunto así que te encargo junto a Silver el paseo que darán cuando Malleus se desocupe.

—¡Si, señor...! Pero ¿Está todo bien?

—Si, si... No te preocupes es un asunto personal cuando termine los alcanzo.

Diciendo eso desaparecía sin dar más explicación, en si no podía decidir nada hasta conocer primero al dichoso demonio, intentar hablarle para saber sus intenciones quizás hasta podría ser razonable, eso pensaba fuera de la tienda de Sam aguardaba para entrar.

—Por favor solo indícame donde encontrarlo... —Un poco impaciente Sebastian decía al ver como este extraño hombre evitaba con cualquier pretexto no señalar en ese mapa la ubicación del lugar donde estaba su joven amo.

—Te ves cansado ¿Cuál es el apuro? Tu joven amo seguirá allí vayas hoy o mañana.

—¿Mañana? No puedo esperar tanto. —Molesto aclaró mientras se disponía a salir, ya vería la manera de hallarlo aunque sin ese dato sería complicado.

—¡Hola Sebastian! —Era el efusivo saludo de Lilia que con una sonrisa sorprendió al demonio cuando abrió la puerta, deteniendo así su salida— Vaya no te imaginé de esta manera.

—¿Quién eres tú?

—Oh que grosero al no presentarme, soy Lilia Vanrouge y puedo llevarte con Ciel.

—¿En serio? —Un poco emocionado Sebastian cuestionó, esa emoción que Lilia percibió, debía admitir que estaba un poco sorprendido por el demonio frente suyo, no lo había imaginado con esa apariencia hasta parecía agradable a simple vista.

—Claro Sebastian pero creo que debemos hablar primero.

El demonio receloso a pesar de ver esa sonrisa no sabía de lo que sería  capaz este chico, en su estado actual lo conveniente era no provocar pelea, estando vulnerable no tenía más opción que conceder su petición, saliendo de la tienda se dirigían a otro lado para hablar a solas. Al mismo tiempo en una habitación en el palacio de Valle de las Espinas, una joven pareja se alistaba para salir.

—Malleus, deja que termine de vestirme. —Con fingida molestia Ciel le ordenaba al sentir como por sus caricias no le dejaba ponerse la camiseta— Sebek está esperando afuera, calma tus manos.

—Ciel, es inevitable no querer tocarte.

El joven sentado al filo de la cama sonreía complacido al tenerlo semidesnudo de rodillas delante suyo, estremeciéndose sentía esas manos traviesas acariciar su pecho, así como también tocar el anillo de su compromiso matrimonial que en una fina cadena plateada colgaba de su cuello.

—¿Cuánto crees que dure este secreto? 

—Al menos debería durar hasta que termine la escuela ¿Por qué preguntas? ¿Quieres que anunciemos a todos lo felizmente casados que estamos? 

—No... Solo fue curiosidad.

—O quizás no asimilas todavía la idea de que estamos casados, de que tienes un devoto esposo al que amas con todo tu corazón.

Ciel In Twisted Wonderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora