De pequeña, ansiaba crecer lo más rápido posible y convertir mis sueños en realidad a lado de mi amor de la infancia, pero después de habernos alejado, de un día para otro, me ignoró por completo y no volví a saber nada de él.
Pasaron los años y se...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lloré en su pecho hasta acabar mis lágrimas, me sentía sola, como si una advertencia estuviera aquí diciendo que así sería, sola.
Después de unos minutos me separé y ví cómo había empapado su camisa, dejándo una mancha cerca de su hombro.
—Lo siento—murmuré limpiando mis ojos
—No es nada—alejó mis manos y con sus pulgares limpió mis mejillas, nadie había sido tan atento y delicado conmigo que me conmueve y me dan ganas de volver a llorar—respira profundo y relájate
—Ya estoy mejor—formé una línea con mis labios
—Entonces vámonos—se levantó y entrelazó mi mano con la suya, lo miré sin entender a qué se refería
—¿A dónde?—sacudí mi ropa con la mano que me quedaba libre
—A Jeju—sonrió llevándome con él, mis ojos se abrieron de par en par al escuchar eso, creí que era una broma como tantas que suele hacerme, pero quedó descartado en el momento que bajamos del auto de su amigo que amablemente nos recogió y nos dejó a la puerta del aeropuerto
—Gracias Eunwoo, te debo una—cerró la puerta del auto despidiéndose
—Disfruten el viaje, sólo eso—mostró su enorme sonrisa, era un chico muy agradable—nos vemos luego Yerim—arrancó el auto y salió de aquí
—Parecen muy cercanos, nadie sirve como chofer a las doce de la noche
—Tuve suerte de que estuviera en casa, recién volvió de su gira en Japón
—¿Es Idol?—me asombró tanto, parecía alguien con disponibilidad de tiempo completo
En todo el trayecto no soltó mi mano y para nada me incomodaba, me hacía sentir segura y protegida, era una locura subir a un avión con sólo una bolsa en la mano, agradezco que el señor Bae no me recordara entregarle mi pasaporte y Jimin, se las arregló para que le trajeran el suyo. No hubo necesidad de perder tanto tiempo así que compramos dos boletos en clase turista, pasamos a una tienda a comprar un par de gorras y cubrebocas para pasar desapercibidos y abordamos con sólo lo que teníamos puesto.
No duró mucho el vuelo y nadie se percató que Park Jimin estaba en clase turista, expuesto a cualquier cámara que pudiera afectarle, cuando aterrizamos y logramos bajar del avión me extendió su otra mano para que le diera mi bolso, la quité de mi hombro rápidamente y se la dí observando cómo tomaba una bocanada de aire y me animaba a seguir su camino, es increíble cómo usando solamente su celular logró rentar una camioneta que ya estaba libre a la salida, guardó la bolsa en el maletero y un tanto nerviosa subí al asiento del copiloto cruzando mi cuerpo con el cinturón, subió rápidamente y condujo por la carretera.
—¿A dónde te gustaría ir?—pregunta mientras baja el vidrio de ambas ventanillas
—No lo sé, tal vez a registrarnos en un hotel para descansar...