Prueba

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Al día siguiente, casi al mediodía, la claridad de un reflejo luminoso justo en su rostro la hizo despertar, estaba abriendo sus ojos y a la par se iba desencadenando la conciencia de su cabeza a explotar

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Al día siguiente, casi al mediodía, la claridad de un reflejo luminoso justo en su rostro la hizo despertar, estaba abriendo sus ojos y a la par se iba desencadenando la conciencia de su cabeza a explotar. El dolor le hizo cerrar los ojos de nuevo tomarse su cabeza y dar vuelta en sobre la cama, dejando caer su espalda y sintió, lo que asumió, un brazo...

Se olvidó de dolor alguno y abrió sus ojos de golpe, se incorporó parcialmente sobre sus brazos en la cama y miró a su lado.

¡Oh mierda!

No era su suite, se percató, no sintió ropa sobre su cuerpo y no sabía quién era la castaña que estaba en igual condiciones que ella, tirada sobre la cama con una sábana tapando apenas su desnudez.

Nada era correcto. Nada.

Y todo en su mente era confuso...

La desesperación fue desoladora, quiso gritar y llorar al mismo tiempo, pero sus cuerdas vocales estaban contraídas y sus glándulas lagrimales paralizadas, como pensó estaba su plexo cardíaco, pues sentía como se desgarraba su corazón.

Con urgencia dejó esa cama; al menos sus extremidades respondieron bien a sus impulsos de salir de allí, rápidamente encontró su ropa íntima —le costó ante el desorden de prendas por aquel piso— luego ubicó y se metió en su vestido, agilizó que fuese una sola pieza y holgado.

Todo lo hizo sin mirar quien era la persona que calentaba el lecho de su traición.

Su corazón no dejaba de golpearla, su mente de maldecir y su cuerpo de temblar. Miedo, dolor, decepción, rabia, todo se multiplicaba al imaginarse los ojos cafés de Bárbara al saber de su traición. Porque así lo llamó, aunque cada letra le representaba cien espadas atravesándola.

No recordaba nada; al estar lista agarró su cartera y se percató de su celular allí, al menos toda su indumentaria estaba en orden, menos su vida... pequeño detalle. Salió, en un lapso de tres minutos desde que se levantó, pudo salir de aquella habitación sin hacer ruido, agradecida de no haberle colocado rostro a su infame noche...

En el pasillo se percató que no era su hotel, era uno que estaba cercano al nightclub donde recordaba haber llegado la noche anterior. Salió y el portero le detuvo un taxi, tal como se lo indicó la rubia.

Todo ello fue mecánico, sus palabras sus acciones, todo, era una simple respuesta a impulsos. Nada estaba meditado, porque esa parte de su cerebro estaba en shock. Quizás buscando recuerdos, pistas, detalles, algo. Aparte de los dolores de su cuerpo, como si hubiese tenido una extenuante sesión de... muchos ejercicios la noche anterior. Cada sensación de dolor se sumaba al más fuerte, el de su corazón.

Cuando llegó a su habitación se metió en la ducha con todo y ropa, el agua caía sobre ella, terminó deslizándose lentamente por la pared hasta estar sentada bajo el agua, flexionó sus rodillas ante sí, las abrazó y finalmente agachó su cabeza y puedo llorar.

Perfect Time (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora