Historia de amor de dos hermosas, talentosas y jóvenes actrices: Bárbara y Macarena, son retadas a interpretar a la primera pareja lésbica en televisión abierta, en uno de los canales más prestigiosos de su país. Cambiando sus vidas por completo.
C...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era el último día en el paraíso, pero justo cuando Bárbara vio su celular de nuevo, luego de la ducha compartida con Macarena, y un par de orgasmos, la realidad le atacaba: Gonzalo. Y es que su ex no oficial dejó muy en claro lo imbécil que podía llegar a ser, en ocasiones, aunque la realidad era que siempre era así.
Respiró profundo y decidió hablarle del tema a su chica:
—Maku, antes de que veas tu celular... –comenzó por decirle a la ojiazul mientras se cambiaban para ir por el desayuno; estaban muy hambrientas y no quisieron pedir servicio a la habitación para guardar apariencias. Macarena dejó lo que estaba haciendo y la miró con curiosidad.
» Tengo que advertirte –ella si siguió cambiándose– que Gonzalo se le ocurrió la maravillosa idea de subir una story y tiene al fandom enardecido –comentó con tranquilidad aparente.
—¡¿Qué?! –La rubia dejó lo que estaba haciendo y corrió por su dispositivo.
Bárbara se limitó a apresurarse a terminar de prepararse para salir, mientras escuchaba las impresiones de la actriz, el número de notificaciones era significativo. Su incredulidad y molestia iba en aumento cuando ojeaba las notificaciones y se detenía a leer algunas en voz alta: 'Bárbara no te merece'... 'Un hombre no tiene memoria, pero verdad que tú no lo eres'... 'Dudo mucho que hayas podido con una faena así'... 'Barbie no puede estar de acuerdo con ese gusano'... 'Definitivamente Bárbara se merece estar al lado de Maca, confirmo'... y así seguían los comentarios. Bárbara suspiró pesadamente cuando terminó de cambiarse, ya lista para su día... Maravilloso día... pensaba.
—Indistintamente de que estén juntos o no esto es una babosada... –comentó Macarena. Y la miró.
—Lo sé.
—Está enfermo –comentaba mientras seguía atenta en su pantalla. Bárbara se dejó caer sentada a su lado, en la orilla de la cama.
—Se pasa, es un niño... No perdón –corrigió–, es un idiota.
—Barb, tienes que reclamarle –sentenció la rubia y bloqueó el dispositivo–, si fue una broma, es de muy mal gusto, al menos que ustedes... –empezó a balbucear– acostumbraran a publicar esos asuntos –dijo de manera sentida.
—¡No! –la morena se posicionó en la cama para quedar al frente de su perfil– Por Dios, bebé, ¿quién crees que soy? Jamás estaría de acuerdo con esas demostraciones tan machistas y... sexuales –dijo e hizo un mohín de repugnancia.
—Perdona. Lo siento... yo solo lo digo...
—Por celos –completó Bárbara y Macarena se ladeó para verla.
—Es un imbécil, no debió publicar ese vídeo dejando tantas cosas por entendidas...
—Ni al caso Maku, ya lo resolveré, lo jocoso del caso es que en mi casó si dejé la habitación así, pero con y por mi chica –la besó. Macarena le regaló una pequeña sonrisa.
