15. El dragón del infierno

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Pasó una semana desde que Janis y Sophie encontraron a Nicola en su casa. Durante esa semana, Sophie se dedicó a explicarle, día y noche a Nicola todas las tradiciones, profecías, y otras cosas del Edén.

Nicola pensó que le explicaba demasiado, y a esa velocidad era imposible entenderlo todo, pero jamás la interrumpió ni le preguntó nada, Sophie parecía fascinada hablando del reino.

También le enseñó a usar sus poderes. Aunque no había podido volver a controlar el tiempo, había hecho algún avance en su control sobre su elemento, la tierra.

Nicola se sentía en conexión con la naturaleza, y sentía todos los olores, los sonidos... Sus sentidos se agudizaban ante un paisaje natural, por eso Sophie la llevó al bosque, dónde ella se sintió más fuerte que nunca.

Estaba sorprendida de su vínculo con la fauna y la flora, y sobretodo de su capacidad para controlar la naturaleza.

Sophie le dijo que los brujos de tierra podían conectar con los animales de forma especial, y se podían meter en su conciencia y utilizar su cuerpo.

Estuvieron toda la semana practicando aquello con un pequeño gorrión, pero no le salió bien, y no consiguió meterse en su cabecita.

-Soy un desastre, ni siquiera puedo controlar la mente de un pájaro. - dijo decepcionada Nicola.

-No es tan raro, nunca has utilizado tus poderes, lo normal es que se utilicen desde que se nace, pego siento que estás haciendo grandes avances. - Sophie sonaba tan convincente que Nicola la creyó.

En aquella semana, en la que se había saltado todos los días de clase, había podido conocer mejor a sus dos nuevos compañeros de piso.

Por una parte, se dio cuenta de que Sophie era una chica realmente ágil y extrovertida, le gustaba su manera de ser, aunque a veces, también era impulsiva y un poco prepotente.

"Seguro que es aries" pensó Nicola.

A pesar de aquello, se notaba que ella era la que "mandaba" en su relación con Diego, ya que era muy dominante.

Nicola se preguntó si esos atributos de una personalidad primaria provenían del elemento del fuego o simplemente era su manera de ser.

Por otra parte, Diego era todo un mundo. Mientras Sophie era clara y directa, Diego era una persona que nunca decía las cosas tal y como las pensaba, siempre se andaba con rodeos extraños y no acababa de contestar nunca las preguntas que Nicola le hacía.

A ella no le inspiraba "buenas vibraciones" aquel chico, a pesar de que Sophie le mirara como si fuera la mejor persona del mundo.

Diego era todo lo contrario a Sophie, era taciturno, paciente, observador... Mientras iban al bosque a practicar, Sophie se tiraba todo el día ayudando a Nicola, enseñándole lo que tenía que hacer, de pie, moviéndose, pero él simplemente se sentaba en un tronco caído y observaba, callado. A veces, incluso cogía notas en una libreta negra.

También le dijeron a Nicola que debía vestirse de negro, como ellos, porque así era la tradición, y ella lo hizo, comenzó a vestir el negro cada día.

Janis no había vuelto a aparecer, solo la vio aquel día en su casa, y a partir de ese momento nunca más. Sophie le decía que Janis no iba a disculparse ni a buscarlas, lo tendría que hacer ella, pero que antes debía practicar con ella.

Octubre ya había llegado, el otoño. Las hojas de los árboles eran de tonos marrones, rojizos y amarillentos, secas y cayendo. Los animales estaban preparándose para el invierno y Nicola tenía más ganas que nunca de estar en el bosque.

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