Capítulo 27

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TADEO


El silencio perduró en el baño hasta que oí que Delyla decía:

—Será el próximo Liam.

—No estoy seguro de eso

—¿Por qué? —preguntó ella mientras volteaba a verme.

Con una sonrisa, le contesté:

—Ferrera no es idiota. La única razón del porque se casó con su esposa era porque le traía beneficio económico. ¿Con Reyna? No hay beneficio al unirse a ella, al contrario. Y si hay algo comparten Liam y él, no es Reyna, es la ambición por el dinero.

—¿Por muy guapa que sea? —el tono de su pregunta, me hizo verla.

Para ser una pregunta casual, le ponía demasiada atención a la puerta.

—¿Qué es lo que intentas insinuar?

—No insinuó nada, solo preguntó. Ahora no lo ves por el estado en que está, pero ella es muy bonita—las últimas palabras casi las escupió.

Con una sonrisa, me di cuenta de lo que pasaba. Se encontraba celosa. Mi Delyla se hallaba celosa de lo que creía que podría atraerme y eso era por una razón en específico. Temía perderme. No sabía porque, pero saberlo me hacía sentir emocionado.

«Realmente me ama»

En ocasiones, me encontraba incrédulo sobre lo que me estaba pasando con ella. La forma en que me miraba o tocaba. Cada gesto de Delyla me decía lo mucho que confiaba en mí, y eso me hacía sentir más alto y mucho más seguro sobre ella.

Tantos años esperando por ella, y a veces sentía que podía despertar de este sueño, y caer en la cruel realidad de que Delyla no estuviera a mi lado. Esa posibilidad me daba un terror que me helaba los huesos. Pero sin importar cuantas veces me levantaba, ella siempre estaba a mi lado. Conmigo. Compartiendo un mismo futuro.

¿Y ella creía que iba a perder todo eso por alguien como Reyna?

Inclinándome hacía su cuello, para hablarle en su oído, pronuncié con voz ronca:

—¿Recuerdas lo que te dije cuando te llevé a ese restaurante? —asintió temblorosa por mi cercanía, y con una delicadeza, llevé mis manos a sus brazos para acariciarlos—. Pues si es así, entonces debes de recordar que te dije que yo no soy Liam.

—Tadeo—pronunció en un jadeo entrecortado cuando sintió mi beso en su hombro.

—A mí no me va cualquier mujer, amor. Solo hay una mujer que me hace hervir la sangre en un instante—mis labios empezaron a subir mientras mis manos tomaban su cadera y las presionaba con la parte delanteras de las mías. Deseaba que me sintiera. Lo que me hacía a mi cuerpo—. Solo hay una mujer que deseo con ansias terribles.

Jadeó sorprendida cuando sintió mis manos acariciar cerca de su centro.

—Solo una. Nada más ella. Ahora contéstame, ¿sabes quién es esa mujer?

—Tadeo...—suplicó con necesidad de que la tocará donde más quería.

—Respuesta incorrecta—susurré mientras mordisqueaba su cuello—. Esa mujer eres tú, amor. Solo tú.

—Aquí no. Alguien podría entrar.

Saboreando su cuello con mi boca, confirme:

—Es cierto. Pero esto, cariño—me alejé con un suspiro resignado—, Solo era una declaración de que no me interesa, ni lo hará otra mujer, solo eres tú en mi vida.

Moralmente Incorrecto(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora