Capítulo 23

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DELYLA

Liam dio un paso adelante, pero en vez de decir algo en mi contra, ordenó:

—Tadeo, lleva a nuestra hija afuera. Necesito hablar con mi esposa.

El brazo de Tadeo se tensó a mi alrededor.

—Antes de que hables con Delyla, necesito tener unas palabras contigo—espeto Tadeo con dureza.

—No, hermano, nuestra conversación será para después—Liam me miro—. Justo ahora deseo hablar con mi mujer.

—No soy…—di un paso adelante, pero Liam hizo un gesto hacía Sofía.

Ella se encontraba escuchándonos, y parecía tímida. Al parecer notando la tensión del ambiente. Aunque deseaba discutir con Liam, no podía hacerlo delante de mi hija.

La sonrisa de Liam se hizo más grande al ver mi renuncia.

—¿Puedes llevarla al coche?—pregunté sin quitarle la vista a Liam.

Reacio, contestó Tadeo:

—Está bien.

Al acercarse a Sofía, Liam miró con ira contenida a Tadeo. Ninguno de los dos pronunció alguna palabra, pero parecieran que se dijeron mil cosas con una simple mirada. Después de unos segundos tensos, Sofía fue a los brazos de su tío.

Con una despedida alegre, Sofía se alejó en los brazos de Tadeo.

Mi mirada se quedó en ellos, hasta que ya no los vi más. Una vez que el ruido de alrededor me llegó a mis oídos, me concentré en el hombre que estaba enfrente de mí.

El aspecto de Liam mostraba un hombre de negocios. Un poco descuidado, pero no dejaba de ser atractivo. Pero esa belleza solo era un espejismo de lo que en verdad era. Un ser despreciable que estaba dispuesto a herir a mi hija con tal de lastimarme.

Un ser vil y egoísta, y yo ya me había cansado de ser un saco de boxeo.

De ser su saco de boxeo.

—Solos, al fin—pronunció Liam a unos pasos de mí.

—No puedo decir que me alegre verte porque nunca volverá a ser así.

Sonrió.

—Cuanta hostilidad, Delyla. Por si no sabes, tú eres quien se metió con mi hermano. Tú me traicionaste a mí. No yo a ti.

—En eso te equivocas, Liam. Él que incumplió con nuestro matrimonio desde hace tiempo fuiste tú, no yo. ¿O acaso quieres que te recuerde la función de Reyna aparte de ser tu secretaria?

—¿Celosa, Delyla? —preguntó mientras se acercaba a mí—, ¿Celosa de que con ella gocé más que contigo? ¿De que ansiaba los minutos de estar con ella, en vez de ir nuestra cama? ¿Es así? ¿Por eso decidiste acostarte con Tadeo? ¿Para ponerme celoso? ¿Para qué te viera? Dime, ¿fue por eso que decidiste irte de mi lado?

Se acercó hasta estar justo delante de mis ojos.

—No lo quieres, ¿verdad? —su mano fue a mi brazo libre de tela, y acarició suavemente—. Él no es a quien amas.

Se inclinó hasta tenerlo justo en mi oído y pronunciar suavemente:

—Es a mí.

Silencio, y después me eché a reír en su cara.

Esa reacción mía no le gustó. Lo pude ver claramente cómo se transformaba de un hombre “seductor", al de un ser vil y despreciable. Ése que era su verdadero rostro.

Moralmente Incorrecto(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora