Capítulo 19

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Las cosas empezaron a cambiar de forma drástica.

Tadeo y yo quedamos de acuerdo de que no podía estar viviendo en un hotel para siempre. Así que ese mismo día, empezó a buscar un lugar donde pudiera quedarme con mi hija.

Sofía, por su parte parecía tranquila. No parecía triste al alejarse de su papá. Sin embargo, no me confié, y cuando la llevé a su colegio, había tenido que hablar con su maestra. La señorita Sáenz parecía comprensiva y nada sorprendida. Aunque entendía la razón. Ella había sido testigo de lo mal que había estado mi hija por la presencia de su padre.

Antes de irme, observé que mi hija nos observaba con incertidumbre.

—Ella estará bien, Señora Jarres—comentó la señorita Saenz al verme saludar a mi hija, y Sofía me lo devolvía con una sonrisa tímida—. Lo que un niño necesita es un hogar que le muestren felicidad, en vez de miedo.

—Gracias. Me preocupaba que no pudiera afrontar esta decisión de alejarme de su padre.

Ella desvió la vista hacia Sofía, la cual ahora estaba entretenida con una compañera.

—Los niños se dan cuenta de las cosas, señora Jarres. No tiene idea de cuánto.

Esa frase me dejó pensando. ¿Sofía se habría dado cuenta de nuestra realidad antes de que yo misma lo hiciera? ¿Era por eso que no había vuelto a preguntar sobre su padre?

Al salir del colegio, caminé con esas preguntas aun rodando en mi mente.

Estaba por levantar la vista para ir hacia el coche de Tadeo, cuando una mano tomó bruscamente mi brazo.

—¿A dónde crees que vas?

Liam.

Mis ojos alzaron la vista al escuchar la ira de su voz, y rápidamente los latidos de mi corazón se aceleraron por el miedo de encontrarlo. ¿Qué estaba haciendo aquí?

La respuesta me vino rápidamente a la mente.

¡Sofía!

Él sabía que vendría, y había decidido tenderme una emboscada. ¿O era porque deseaba llevársela? ¡No! ¡No iba a permitir eso!

—Suéltame—espete con una mueca al sentir la fuerza de su agarre.

—¡No, no me iré a ningún lado! —me quiso arrastrar hacia la calle, pero hice resistencia con mis pies. ¡No podía dejar que me llevará!

Pero veía que mis esfuerzos estaban siendo inútiles cuando avanzamos unos centímetros, y pronto empecé a sentirme asustada. ¿Por qué deseaba llevarme? ¿Qué iba hacer conmigo?

En un acto desesperado, grité:

—¡Te dije que me sueltes!

—Cállate.

Volví a gritar que me soltará. Eso no le gustó. Hizo que su agarre doliera más y su paso avanzó con rapidez. Intenté resistir, pero su fuerza era mayor a la mía, y pronto me vi siendo jalada por él. Sin embargo, en mi estado de pánico me estaba dando cuenta que Liam no dejaba de mirar hacia los lados. Estaba preocupado de que nos vieran.

Eso hizo que mis esfuerzos se redoblaran.

Empecé a forcejear con más ahincó. No dejando que me llevará.

—¡Suéltame!

Estábamos por bajas las escaleras del plantel, cuando escuché unos pasos acercándose al mismo tiempo que gritaban:

—¡Ey, aléjese de ella, señor!

Pero Liam estaba empecinado a llevarme con él, sin embargo, también yo estaba luchando para que no lo hiciera.

Moralmente Incorrecto(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora