Love Alarm; Johnny Orlando.

°Capítulo 9°

"¿Tú me amas, me quieres, me odias? Chico, no te entiendo".

—Vaya, es algo confuso.— Joshua habló después de que le conté lo que había pasado con Johnny.

—Y pues, ahora está con ella y la escuela entera me molesta con eso.

Unas chicas pasaron, me miraron y se rieron.

—Debemos ir a clase, pero, en el descanso te busco para seguir hablando, ¿está bien?— Joshua se levantó del suelo.

Me estiró la mano para levantarme, pero, me negué.

—Si, está bien.— Reí.— Aquí me voy a quedar, no tengo ganas de entrar a matemáticas hoy.

—Está bien, pero, que no se te haga costumbre.— Rió y se fue.

Me acosté en el pasto y comencé a ver el cielo.

—Me encanta hacer sonar tu Love Alarm.— Johnny me miró.

—Me gusta que la hagas sonar, sólo, promete que no vas a romper mi corazón.

El castaño sonrió, asintió y tomo mis manos.

—Te prometo que no voy a romper tu corazón, Lara.

—Ti primito qui ni viy i rimpir ti cirizin, Liri.— Me senté y rodé los ojos mientras imitaba su voz.

Suspiré y me levanté, agarré mi mochila y entré a la escuela.

Estar sola era algo que me gustaba, pero, en este momento no me favorecía.

—¡Ya viene la dejada!— Un chico gritó.

—¡Ahora nadie hará sonar su app, que triste!— Otro se burló también.

—Y el besito del callejón, ya lo olvidaron.— Otro añadió.

Me giré y los ví, pero, en especial al último.

—Tú.— Lo señalé.— ¿Qué dijiste?

—Ay Larita, todo el mundo sabe que Johnny y tú se besaron en un callejón, ¿pensaste que él iba a guardar el secreto?— Me miró.

Sentí como una corriente caminar por todo mi cuerpo, sin darme cuenta los chicos habían hecho un círculo a mi alrededor para burlarse de mí.

—¡Ay, perdón! Creía que ya sabías que Johnny le había contado a la escuela del beso del callejón.— Otro añadió.

—Váyanse al demonio.— Solté y los empuje abriéndome camino.

—No pensé que la princesita también reaccionará así.— Un castaño soltó.

—Es normal, la están molestando, tarados.— Uno más se unió.

El timbre de que la clase había acabado, sonó.

Caminé hasta el salón de Johnny y lo ví platicando y riendo con Hayden y Caden.

Joshua estaba sentado atrás de Caden, sin decir nada.

Entré al salón y le dí un golpe al escritorio de Johnny con la palma.

—¿Para eso hiciste lo del callejón?

—¿De qué hablas?— Me miró.

—¡Le contaste a todos eso!— Noté que su semblante cambió a uno completamente serio.— ¡Si querías jugar conmigo pudiste haberlo dicho!

—¡No jugué contigo!— Me soltó.— Y, yo no dije nada.

—¿Esperas que te crea?— Me reí en su cara.— ¡Por Dios, Orlando! Éramos los únicos ahí, me dijiste que sería un secreto, luego prometes no romper mi corazón y es lo primero que haces.

—¡Nunca jugaría contigo porque te quiero, Lara!— Soltó.

Caden se sorprendió, mientras Hayden trataba de acercase a mi para tranquilizar las cosas.

—¡Uy si!— Me acerqué para quedar cerca de su rostro.— No sé si me ames, me quieras, o me odies, de verdad no te entiendo.

—Ya te dije que te quiero.— Habló casi en un susurro.

—Como le dije a los chicos del pasillo, puedes ir con ellos.— Susurré.— Vete al demonio.

Lo aventé y comencé a caminar a la puerta.

—¿Qué tengo que hacer para que me creas?— Johnny preguntó.

—¡Nada!— Grité.— Tú no confiaste en mi, ¿por qué yo debería de creer en ti?

Iba a responderme, cuando Adelaide llegó.

—Oí el rumor de que estabas molestando a Johnny, pero no pensé que...— La interrumpí.

—Mira rubia, puedes quedartelo si tú quieres, no pienso pelear por un chico, pero, déjame en paz.— La señale con mi dedo.— Estoy llegando a un límite y si tú haces que llegué ahí, no sabes que puedo hacerte, así que, deja de molestarme.

Asintió y entró al salón de Johnny, Caden iba a ir detrás de mi y Hayden lo detuvo.

—Necesita espacio.

Joshua se levantó, me alcanzó y me tomo del brazo.

—Quiero desaparecer.— Confesé.

Él negó mientras yo volteaba a otros lados para evitar llorar.

—¿Estás bien? Escuchamos todo lo que pasó.— Dylan llegó.

—No.— Terminé de hablar y me solté en llanto mientras Dylan se acercaba a abrazarme.

Después de ese día, yo solamente quería desaparecer de la vida de todos y cada uno de los estudiantes que estaban ahí.