Expreso Hogwarts

11.7K 720 132
                                    

Hoy era el día, era el día en el que la menor de las Cameron ingresaba a Hogwarts; bajando su baúl sin el minímo esfuerzo, Albert, el mayordomo, fue a su rescate llevando el gran baúl al coche en donde la esperaban sus hermanas y sus padres. Ya listos, se dirigieron a King's Cross en donde la prensa los esperaba, claro que era obvio, siendo la hija del Primer Ministro no podía esperar más.

Bajaron los cinco como familia con la mentira de que la menor de sus hijas iría a estudiar al extranjero; aunque no era del todo mentira, pero todos sabemos que por una razón el mundo mágico es escondido a la vista muggle.

-¿Andén 9 ¾?- pregunta Samantha, su madre- ¿Es una broma?

Gwendoline ríe ante la ingenuidad de su madre; ¿realmente piensa que dejaran todo a la vista de los muggles?

-Es entre el andén 9 y 10- respondé la pelirroja- Lo leí en La Historia de Hogwarts- dice de lo más casual.

Y es que antes de venir había leído cada uno de los libros y aprendido de manera impresionante, no quería sentirse fuera de lugar a comparación de los hijos de magos que habían crecido con magía, no como ella. Sus hermanas mayores iban atrás de ella mirándola con envida y preguntándose porque su hermana era la que podía hacer magía y no ellas.

A tres metros del andén, una gran cantidad de pelirrojos hacían fila para cruzar al Expreso que llevaría a la mayoría a Hogwarts. Pasando uno tras otro, empezando por los alumnos mayores.

-Vamos Dominique es tu turno- dice Bill su padre- Ahora tu Louis- le repite su padre.

Fred, quien por pura casualidad decidió ver el panorama de la estación, vió aquella cabellera que había atontado a su primo, y con una sonrisa traviesa se acerco lentamente a la pelirroja. Pero antes de acercarse a menos de medio metro, tres hombres con traje negro le interrumpieron el paso. Algo cohíbido regreso a su lugar junto a su primo, el cual estaba a punto de cruzar.

*****

-Te cuidas Gwen y no se te olvide escribirnos- dice su padre con una sonrisa en la cara, orgulloso de su hija.

-Te portas bien y haznos saber las cosas que descubres- dice su madre con una sonrisa.

La pelirroja se despide con un abrazo, incluso de sus horribles hermanas, y sube al tren en donde por su mala suerte no consigue un compartimiento vacío. Al entrar a uno, ya casi sin esperanza mira solo a una chica de su edad con un gato en sus piernas.

Era una niña de cabello cataño y ojos color chocolate, la cual tenía una sonrisa viendo el paisaje.

-Hola, ¿puedo sentarme aquí?- pregunta Gwen algo asustada.

-¡Claro!- dice la castaña- Hola soy Katherine Wood

-Gwendoline Cameron- dice la pelirroja con una sonrisa, era imposible no confiar en la castaña.

La castaña quita los dulces de su lado para que Gwen se siente a su lado, las chicas empiezan a hablar. Katherine, o mejor dicho Kate, es hija de Oliver Wood y Katie Bell.

-... Toda mi familia está obsesionada por el Quidditch y creo que es porque mi padre es el guardián de Puddlemere United y mi madre jugaba con las Arpías de Holyhead como cazadora junto con la señora Potter aunque ella ya no está en el equipo...- 

Pero antes de que Kate pudiera terminar de decirle todo sobre su familia, faltando a su hermano mayor por un año, entran dos chicos al compartimiento. Son los dos chicos de la tienda de Madame Malkin. El pelirrojo y el azabache.

-¡WOOD!- gritan los primos- Gracias por esperarno- dice Fred.

Gwen se mueve incómoda en su asiento, normalmente está acostumbrada a la formalidad y la educación pero al parecer estos chicos tenían demasiada confianza con la castaña que ni se presentaron.

Fred mira a la pelirroja la cual tiene la cabeza gacha, pero su mirada no es nada disimulada, al contrario la observa de diferentes ángulos y ni se molesta en invadir su espacio personal.

-¡Hey! ya te recordé, eres la novia de James- dice sin una pizca de vergüenza.

-¿Quién es James?- pregunta Gwen confundida.

Pero antes de que le contestaran, aquel chico de cabello azul, el que la había llamado cuñada, entro al compartimiento en busca de sus primos; al momento en que vio a Gwen sonrío con complacidad, al parecer esa vieja leyenda esta haciendo de las suyas de nuevo.

-Jamie, Freddie, que bueno que los encuentro pero mírenlos si están más que acompañados por la novia de James y la Kate- dice con una sonrisa- Si ya sabemos que de las pelirrojas no se libran los Potter- dice cambiando su cabello azul a rojo.

-¡Woow! ¿Cómo se llamaba a eso?- pregunta Kate confundida.

-Metamorfomagía- dice la pelirroja- ¿O me equivoco?

Teddy asiente y se despide no sin antes decirle a James: "No te alejaras de la Maldición Potter, Potter".

-¿Qué es la maldición Potter?- pregunta Gwen ya que al parecer ella está involucrada.

-Mira- dice Fred- Por lo largo de los años se dice que cada hombre Potter cumple con ciertas características, las cuales le han dado el vago nombre de maldición- dice haciéndose el interesante- Pelo azabache indomable, ojos de la madre y ceguera extrema...-

-Aunque Albus rompe esa regla- dice James defendiéndose, según el-

-Sí, sí, pero generalmente- dice Fred- Y la regla fundamental, la que nunca se escapa, redoble de tambores- Kate le sigue el juego y finge tocar tambores- La pelirroja... y tu querida, eres pelirroja.

-Pero no soy la única pelirroja, hace unos minutos paso otra chica pelirroja- dice Gwen.

-¿Traía uniforme, el pelo desordenado y la falda mal puesta?- pregunta James, Gwendoline asiente.

-Ella es Dominique, es nuestra prima- dice Fred- Y tu pelirroja, eres la única con ese color de cabello en Hogwarts que no es nuestra pariente... Oye tengo una duda emm...

-Gwendoline- dice

-Gwendoline, exacto, ¿por qué en la estación de King's Cross había hombres rodeándote?

-Mi papá es el Primer Ministro de Inglaterra- dice encogiendo los hombros.

Los otros tres se quedaron sorprendidos; el resto del viaje fue común, Kate hablaba con Gwen y Fred con James, rara vez se dirigían los tres la palabra. Para Gwen los primos eran personas muy confianzudas y poco educadas y desde el momento en el que los vio en la tienda de Madame Malkin, supo que al menos uno de ellos le daría dolor de cabeza. 

La Maldición Potter |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora