La Maldición Potter |En Edición|

Te amo, ¡lo tengo! y Lily

Frase del día:

"All that yo have is your soul"- Cher Lloyd.

"Todo lo que tienes es tu alma".

-Abuelo, necesitamos que nos cuentes esa historia que te contaban cuando eras niño- dijo Gwendoline viendo a su abuelo.

-Está bien, reúnanse todos- cada quien tomó asiento cerca de el abuelo- Hay una vieja leyenda familiar, dice que por lo largo de los años un familiar hizo una especie de hechizo contra nuestra familia para que el mal no nos tocará a nosotros...-

...Simplemente se puede deshacer el hechizo cuando un descendiente elegido vaya al lugar en dónde el conjuro se realizo. Pero se cree que cuando se levante esa protección todo familiar se verá expuesto y el mal caerá en todos nosotros...-

Nadie sabía a qué se refería, sus mentes no podían pensar en algo más que en dónde estaba Dominique y cómo hacer para rescatarla. Sería mentira si se dijera que se la estaban pasando bien, si había momentos de risas, pero eran solo para cambiar un poco el ambiente.

-¿A qué se refiere?- pregunta James hablando por todos.

-Ni idea- respondió la pelirroja mayor.

Su abuelo salió segundos después con el pretexto de que tenía que hacer unas cosas a la ciudad y que tardaría unos días en regresar. Gwen estaba en el estudio de su abuelo, leyendo las cosas que Albus y Louis le habían dado, no podía evitar sentirse culpable por todo lo que estaba sucediendo.

-¿Puedo pasar?- pregunta James tocando la puerta, la cual estaba entre abierta.

-Claro- responde con una pequeña sonrisa en los labios.

-Rose hizo té- dice el azabache entregándole una taza- Leche y dos de azúcar, como te gusta-.

-Gracias James, yo...- balbucea un poco la pelirroja- Lamento que esto le esté pasando a tu familia-. 

El azabache la miro y no pudo evitar sonreír, ella siempre trataba de que si algo malo sucediera fuera a ella y no a las personas que apreciaba y él no podía admirarla más.

-No te preocupes, es de familia acarrear muchos problemas- dice tratando de calmar el problema, la pelirroja no pudo evitar soltar una sonrisa, sabía de todas las problemáticas que sufrieron los padres de la mayoría de ellos pero no por eso ellos tenían que hacerlo.

-Aún así no puedo evitar sentirme culpable- dice ella- Ustedes no tienen que pagar por algo que no tienen la culpa-.

-Suenas igual que Alice- dice James- Te lo diré de esta manera, fueras o no fueras bruja, esto igual pasaría porque es algo que sucedió hace años y no es tu culpa que ese maldito tenga tanto rencor-.

-¿Ahora quién suena como un Hufflepuff?-

Tal vez no era el momento más adecuado y mejor hubieran gastado ese plazo de tiempo en investigar un poco más, pero era justamente lo que necesitaban. Ambos necesitaban olvidarse por un segundo que había una guerra a la vuelta de la esquina y concentrarse un poco en si mismo, así que sin más preámbulo, James se acerca a ella y la besa.

La besa con tan suavidad que parecía que se rompería en cualquier momento. Es ese tipo de beso que expresa todo lo que quieres decir.

-Te amo-.

Se separaron luego de que aquella palabras quedaran suspendidas al aire.

-¿No dijiste eso verdad?-.

-¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?-.

-¡Por favor, dime que no lo dijiste!-.

-Yo... No creo que lo pudiera ocultar más- responde- ¿Qué tiene de malo decirte lo que siento?-.