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—No tengo hambre... —

—Hermano, necesitas comer algo —¿Cuántas veces debía decir que no? Se sentía destrozado por dentro no podía ni cerrar los ojos cuando veía su dulce sonrisa, sus ojos azules brillando, el sonrojo en sus pómulos. Solo pudo empezar a llorar nuevamente haciendo que todos ahí lo miraran con pena y lo consolaran. Incluso la familia de su novia lo abrazaba —Por favor hermano—sollozo el pelinegro —Al menos una probada —pero meliodas negó un poco más molesto.

—¿Familiares de la señorita liones? —las hermanas, el padre y el blondo se pusieron de pie —Necesito hablar con su padre —

—Soy yo—

—Hay algo importante que debo decirle —

Smooth criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora