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—¿Qué quieres tomar?— llegaron a el apartamento de el rubio y aunque al inicio estaban un poco incómodos y nerviosos decidieron entrar actuando como que nada pasaba

—Solo un vaso de agua, por favor — el blondo asintió caminando hasta su cocina para servir su petición dejando que la albina observara su casa, era acogedora y normal como cualquier otra casa, no tenía mucha decoración pero algo que si había notado es que había muchos papeles médicos en una de las mesas, se acercó para poder tomar uno con curiosidad, había muchas cosas que no comprendía, medicamentos, fechas, el nombre de el rubio, pero cuando estaba por leer la causa; justo en ese momento él regreso con su bebida en manos 

—¿Sucede algo?—pregunto con la ceja levantada 

—N-Nada, gracias por el agua— musitó con nervio que el demonio de el blondo pudo persistir, esos nervios no eran por el hecho de estar en su casa, sino por algo más. Cuando sus ojos verdes miraron de donde venían notaron que uno de los papales de su expedienté estaba desacomodado. Lentamente la oscuridad se fue metiendo en sus ojos, había sido descubierta 

Smooth criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora