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Soltó el arma al instante mientras se daba media vuelta, ahora que lo tenía tirado y tal vez muerto debía de escaparse e irse lejos. Con suerte olvidaría esa situación, sin embargo no podía irse sin su albina, el olor de su cabello, la suavidad de su cuerpo y las fotos que tenia, Tom algunas que estaban en la pared. Eso fue su ruina, con el tiempo que le dio meliodas sacó su arma, le quitó el seguro y jaló el gatillo

¡PUM!

Silencio extremo y en medio de ese zumbido en el que sus oídos se quedaron sordos por aquella bala; meliodas miró como el cuerpo golpeado de el joven caía a el suelo derramando su rojiza esencia. Estaba muerto de eso estaba seguro. Igual que ella, estaba golpeado y con un agujero en el craneo, al fin se había hecho justicia por su albina

Meliodas solo suspiro mientras soltaba el arma finalmente y se arrastraba, ya no podía levantarse pero al menos quería ver algo más

—¡Agh!— soltando quejidos se recargó en el sofá y fijo su mirada oscura en una foto. En esa estaban ellos dos en la ventana mientras se abrazaban y se reían en plena luz de el día. Soltó una lágrima mientras una sonrisa de paz atravesaba su rostro, ahora si podía irse a el infierno por todos los pecados que cometió pero estaría tranquilo al saber que la había vengado, su amada ahora podía descansar y ahora eso servía para que él pereciera en paz. Solo pudo quedarse observando a aquella foto intentando no moverse para no sentir tanto dolor y permitió que la movilidad como el calor abandonaran su cuerpo lentamente. Estaba listo para irse, sus ojos perdieron el brillo y su resplandeciente sonrisa cayó un poco, sin embargo esta seguía ahí demostrando estaba feliz

Smooth criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora