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La había cargado hasta el ventanal por petición de ella, le había pedido con unos ojos iluminados que la llevara para allá para poder admirar el cielo. La ciudad estaba en completo sola, no había nadie transitando las calles y tal vez se debía a que era de madrugada, la dejo sentada en el suelo permitiéndole admirar todo el cielo con sus ojos iluminados 

—Oh Elizabeth eres tan sexy— murmuró cierto acosador a los pies de la ventana. Iba a ir a dejarle una carta más cuando miro como ella estaba en la ventana viendo el cielo. Aprovechando su esbelta desnudes sacó la cámara para tomarle foto. Esos pechos grandes, esa mirada roja, esas piernas largas, su flor húmeda a sus ojos y su trasero redondo. Instintivamente llevo su mano hasta debajo de su pantalón empezando a mover y apretar su miembro con lujuria 

—He vuelto— meliodas regreso de el cuarto con la sabana entre sus brazos, se la colocó encima tapando su cuerpo desnudó y luego se sentó a su lado ene le suelo cobijándose también. Sin esperar solo recargó su cabeza en el hombro femenino suspirando —¿Mejor?—

—Si, tenía frío gracias — le susurró la albina con una sonrisa. Lamentable para aquel que se masturbaba viéndola también tuvo que admirar como ambos amantes se besaban con cariño y amor bajo la luz de la luna y como la sabana le impedía verla. Algún día él estaría en el lugar de el rubio 

Smooth criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora