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¿Quién en su sano juicio se ponía normal con una noticia así? Meliodas ya no podía seguir, no solo fue su mujer sino también su hijo o lo que iba a ser su hijo habían muero en ese incidente. Estaba decidido a matar a aquel que le hizo daño e incluso a los que le hicieron algo a ella en vida lo pagarían caro, lo pagarían con sangre y lágrimas y él sería el que los hiciera pagar. A cada maldito que se atravesó lo haría pagar con una bala o un cuchillo entre sus entrañas 

—Hermano, ven, ayúdame a levantarte — pero este no le hizo caso, aún envuelto en un torrente de lágrimas y emociones negativas el blondo solo se derrumbó aún más de lo que ya estaba y abrió sus ojos para ver a todo ahí. Mucho lo miraban con pena, otros con tristeza pero una mirada en específico le hizo detenerse. Ya no estaba dispuesto a ser el mismo que se controlaba por cualquier situación

—L-La funeraria llamó, dijo que ya estaba listo por si quieren ir a sus hogares a cambiarse o recoger algunas cosas — 

—Yo iré primero, quiero cambiarme el vestido — añadió una Diane tan decaída que fue mirada raro por todo los presentes ahí. Sin pensarlo mucho y cuando solo quedaba él en la comisaría meliodas la siguió con la mirada gacha evitando a las personas. Suerte que traía guantes de látex en su automóvil. De esa no se salvaba 

Smooth criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora