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—Ahhhhh si así ¡más! ¡Meliodas más!— no tenían suficiente. Ni sus cuerpos sin sus alarmas estaba satisfechos, lo habían hecho en dos posiciones pero cada que estaban cerca de culminar volvían a empezar. En esa vez ya no podrían cambiar, su orgasmo están más cerca que sus ganas de cambiar y eso volvía irresistible la placentera presión que tenían en sus vientres—¡Ahhhhh! Mierda, voy a correrme— murmuro. Sus lechos rebotaban con cada golpe, su cabello estaba revuelto haciéndola ver sexy–¡Ngh! — 

—¡Joder Elizabeth!— rasguñaba la ancha espalda de su pareja. Besaba sus hombros y mejillas, besaba su pecho admirando los escalofríos que le daban pero lo frenético de sus embestidas justo ahora hacia que no pensara en nada, estaba en blanco.—¡Ellie! ¡Elizabeth!—

—¡Meliodas!— se dejaron ir uno dentro de el otro con las respiraciones agitadas y los cuerpos tambaleantes. Elizabeth aún tenía fuertes espasmos por lo intenso de su orgasmo, sus piernas no dejaban de embalar mientras que el rubio se dejó caer sobro ella con la respiración agitada temblando —Eso fue...increíble — susurró suavemente— El cielo está hermoso— hasta ese momento meliodas abrió sus ojos admirando cómo por la ventana de la sala se podía ver el cielo nocturno. Tenía razón, era igual de hermoso que ella 

Smooth criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora