—¿Paso algo esposa? —pregunta Liam y asiento.
—Ya los encontraron —respondo y al verlo él se tensa.
—¿Estás segura de que no quieres que la policía se haga cargo? —pregunta esperanzado a que cambie de opinión y sonrío un poco.
—Estoy tan segura de esto como de que soy tu esposa y la madre de tus hijos —respondo, él me mira para suspirar algo resignó y asiente —Esto no es un simple impulso ojitos —le digo tomando su rostro en mis manos —verte día a día postrado en esa cama herido con probabilidades cada día más alta de verte en un ataúd que en nuestra cama, el tener que cuidar a mis hijos a través de una cuna de cristal con la angustia de que pudieran no despertar al siguiente día me hicieron planear esto fríamente sin opción de dejarle la justicia en manos de un sistema corrupto, lo viví con Ángel y no estoy dispuesta a repetirlo con ellos —le aclaro y asiente más convencido.
—Lo se cariño, pero eso no quita que muera de preocupación de que algo pueda pasarte —me dice mirándome con esas esmeraldas llenas de angustia —no podría seguir sin ti —susurra esto último y trato de callar sus temores con un beso.
—Creeme que entiendo la sensación mi amor —le digo cuando nos separamos —pero te prometo, aquí frente a nuestros hijos, frente a Dios y nuestro amor como testigos, que sin importar que suceda, regresaré aquí con ustedes para que podamos buscar esa casa de campo donde veremos crecer a nuestros nietos —él sonríe.
—Es una promesa que no debes romper esposa —advierte mirándome con tanta adoración que tengo que suspirar para aliviar la presión de mi pecho que causa el amor que siento por él.
—Es una promesa que cumpliré en contra de cualquier pronóstico ojitos —le digo y nos besamos tratando de demostrar con besos y caricias lo que sentimos el uno por el otro.
Aunque quisiera hacer el amor con el amor de mi vida, aún nuestros cuerpos no están preparados para eso, así que con todo el dolor del mundo me separo de él quien suspira frustrado por qué se que está igual a mi.
—Voy por los bebés —asiente y me levanto.
Me acerco a la cuna y nos veo dormir tan chiquitos, tan perfectos, que hay momentos en los que aún no creo que seres tan perfectos salieran de mi, sonrío antes de tomar a Danielle en mis brazos llevándola hasta donde está su papá, quien al ver a nuestra pequeña sonríe orgulloso, luego tomo a Gael y lo depósito junto a su padre y hermana. Le doy un beso a cada uno y le indico a Liam que debo hacer una llamada, el asiente y se queda observando a nuestros pequeños.
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Destinos Cruzados
RomanceHISTORIA TERMINADA® Liam Ford es un joven empresario de 30 años que perdió a su esposa embarazada en un trágico accidente, cargando un dolor que vivía su vida como un alma en pena, hasta que la vio... Ana Lucía Luna Montero una Latina de belleza e...