Capítulo 24

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El lunes llegó rápido y aún siento que es un sueño este fin de semana que paso, donde por fin puedo llamar a Lucia “mi esposa”, y pensando en que si el día en que estuvimos juntos y desapareció  alguien me hubiera dicho que ella es la mujer de mi ...

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El lunes llegó rápido y aún siento que es un sueño este fin de semana que paso, donde por fin puedo llamar a Lucia “mi esposa”, y pensando en que si el día en que estuvimos juntos y desapareció  alguien me hubiera dicho que ella es la mujer de mi vida y que haría en unos meses lo que me costó años con Emma, me hubiera reído hasta las lágrimas.

Pero aquí estamos, acostados en mi cama, lo normal sería nuestra cama pero no, a pesar de que Emma nunca estuvo aquí siento que es una falta de respeto para mi mujer decir que esta casa o cosas que compre para mi difunta esposa son nuestras.

Debo tomar medidas al respecto

Tenerla descansando plácidamente con su cabeza apoyada en mi pecho y con su mano reposando en mi vientre y sin contar la hermosa alianza que adorna su preciosa mano la cual me recuerda a mi y al mundo que es mía, que es mi mujer, definitivamente  es la mejor parte de este día.


Y espero que también de toda mi vida.


Me levanto con cuidado para no despertar a mi esposa remplazando mi cuerpo con una almohada a la cual se aferra mi bella Lucia con fuerza inhalando su aroma y sonrío.

Soy afortunado


Dejo a mi esposa dormida y me dirijo al baño, una vez dentro tomo una ducha, lavo mis dientes y salgo a mi clóset con la toalla envuelta alrededor de mi cadera, me pongo un traje negro, camisa celeste y decido no usar corbata hoy, una vez vestido me calzo y salgo a la habitación a ponerme mi reloj junto con mi argolla de bodas.

Con una sonrisa me acerco a Lucia y me inclino a su lado para darle un beso casto en sus labios, ella sonríe.

—Hola esposo ojitos de esmeralda —dice aún con los ojos cerrados y con voz ronca —¿ya te vas a trabajar?

—Buenos días señora Ford —le doy otro beso —si, ya me voy a la oficina, recuerda que mi nana está aquí para cualquier cosa que necesites, si algo pasa me llamas vengo lo más rápido que pueda —asiente sin abrir los ojos pero sonriendo — Te quiero esposa —le digo y abre los ojos de golpe, es la primera vez que se lo digo —nos vemos más tarde —le doy otro beso y sin dejarla responder no quiero que se sienta presionada

Me pongo de pie, me aplico un poco de perfume y me retiro en dirección a la cocina, al salir llegar mi nana ya tenía todo listo para mi, un rico desayuno y una taza de café enorme.

—Mi niño, me hacía tanta falta cuidar de ti —me dice y beso su frente saludándola.

—Yo también extrañaba que cuidarás de mi, nana —le respondo, mientras empiezo a devorar mi desayuno.

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