Capítulo 29

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Nos adentramos en la casa con mi padre, veo que todo está en silencio, le indicó una habitación para mi padre donde él deja su maleta y me acompaña a buscar a Lucia

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Nos adentramos en la casa con mi padre, veo que todo está en silencio, le indicó una habitación para mi padre donde él deja su maleta y me acompaña a buscar a Lucia.

Al ingresar a la alcoba la veo dormida con su nariz enrojecida y sus mil almohadas que la ayudan a dormir cómoda con el vientre, que cada día es más grande.

—¿Cómo ha estado? —les pregunto a Lorenzo y a mí nana.

—Honestamente, esto ha sido muy difícil para ella —responde Lorenzo —no te podrías imaginar nunca todo lo que sufrió Lucia por culpa de ese infeliz —tensa la mandíbula — pensaba que con su muerte sería libre y ahí ves, viene alguien queriendo dañarla, sabrá Dios por qué motivo y traen la etapa más dolorosa de Lu, no es fácil y más con las hormonas de su embarazo. —finaliza 

—Y lo peor de todo esto mi niño, es que lo poco y nada que comió, lo vomitó y luego lloró hasta que se durmió —agrega mi nana — la verdad pequeñuelo estoy muy preocupada por la niña —dice con tristeza.

—Gracias por todo, voy a tratar de solucionar todo con mi padre y el resto de tu familia —le indico a Lorenzo y el asiente —Nana —la llamo y ella me observa —papá estará con nosotros una temporada, la duración aún no la sabemos, pero es para que lo tengas en cuenta —ella asiente.

Me abraza, luego a mi padre y de último a Lorenzo, para luego retirarse a la cocina a preparar algo que le pueda hacer bien a Lucia. 

Llamo a José para preguntarle cómo van y este me conectó en una llamada múltiple con sus otros hermanos indicandome que vienen en camino, que apenas lleguen me cuentan, nos despedimos y cuelgo.

Al reunirme en la sala con mi padre y cuñado, Lorenzo habla con mi padre contándole la historia real de Lucia, que aunque mi padre sabía parte de esta, no conocía la historia completa, no es lo mismo escucharla del padre de ella que la versión de Lucia.

Unos minutos después ingresan mis cuñados con mi suegra a la casa sin tocar, ya que al parecer tienen copia de la llave.

¿Quién se imaginaría que mis cuñados harían algo así?

Casi bufo con mis propios pensamientos sarcásticos, la verdad optó por no decirles nada, a veces es mejor no luchar contra la corriente, Ana Isabel tiene sus ojos y nariz enrojecidos, saluda cordialmente pero sin la alegría que la caracteriza, mis cuñados saludan a mi padre para luego cada uno tomar asiento.

—Me gustaría ayudarles pero no se que hacer en este caso —agrega Ana Isabel luego de saludar —los dejo para que puedan solucionar y voy a estar con mi pequeña —dice y sin esperar respuesta se retira.

Mi padre se retira a realizar una llamada mientras nosotros nos ubicamos todos en nuestros lugares, nadie dice nada hasta que mi padre vuelve.

—Tu abuela ya viene el camino —dice mientras se sienta —de acuerdo a lo que tengamos ella llamará a sus contactos para saber qué hacer —indica y asentimos.

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