SESENTA Y DOS.

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YoonGi se giró entre sus brazos para ver su rostro, posando sus manos sobre las mejillas calientes de su chico y acercando sus labios hacia los ajenos, que por un momento se sentían resecos, y deseaban esa húmedad del otro. Lo besó lento y dulce, transmitiendo ese amor que siente por él y ese deseo que jamás se borra. Inclinó su rostro para profundizar ese beso, haciendo paso a su lengua que acarició la suya de esa forma tan suave, haciéndolo suspirar en su boca.

Las manos de Jimin dejaron de sostener la cintura de YoonGi, encargándose de desabotonar el short negro que se deslizó hasta caer al suelo. Sintió la sonrisa del azabache en su boca cuando eso había pasado, y la suave caricia en sus mejillas, a causa de la yema de aquellos largos dedos que erizaban su piel por completo al estar fríos.

— Prepararé la ducha. -susurró en sus labios antes de separarse, viendo la mirada embobada de su novio cuando se había alejado solo a un metro y eso le hizo sentir miles de sensaciones positivas-

Jimin aprovechó aquello para desnudarse, quitándose el pantalón de cuero que había usado en la mañana hasta ahora, junto con su bóxer azul y sus medias grises, dejándolo todo a un lado.

YoonGi se volteó a verlo una vez que sintió el agua ya tibia sobre la palma de su mano, sonriéndole con ternura una vez más antes de acercarse hacia él. Retrocedió por instinto al sentirse nervioso, chocando contra la fría pared de azulejos que le hizo arquear la espalda y sentir el brazo del azabache rodeando su cintura con agilidad, entonces, notó el como YoonGi lo hacia sentir tan pequeño en sus brazos, tan sumiso por él y entregado a lo que sea si se trataba de tenerlo a su lado.

Los espejos se humedecieron ante el vapor del agua de la regadera. El cuerpo de YoonGi junto al suyo tomaron calor, y no ocultó ese jadeo cuando las manos ajenas apretaron sus glúteos con ganas, logrando así, que se sostuviera de esos bíceps que tanto adoraba, y alzara su rostro hacia él; sin embargo, YoonGi no quería tomarlo ahí mismo, sino que darse un baño juntos.

— Ven conmigo. -sus cuerpos aún seguían pegados él uno al otro y el más alto retrocedió lentamente, abriendo la pequeña puerta de vidrios y adentrándose junto con él-

El agua cayó en su espalda, y en su cabello cuando YoonGi lo colocó justo debajo de ésta. Observó como el azabache tomó el envase de crema, poniendo su contenido en la palma de su mano para luego llevarla a su cabello rubio, haciendo suaves masajes que lo relajaron en segundos, y que se sostuviera de la cintura del mayor, manteniendo sus ojos cerrados, mientras se dejaba hacer por él.

La ducha fue algo relajante e íntimo, algo que no habían experimentado hasta el momento, y quería pensar que esto no era porque el mayor se iría por un tiempo; sino que era algo nuevo, algo que ambos podían compartir como compañeros de hogar y pareja.

Quería pensar que YoonGi no se estaba despidiendo.

— Tomaré una siesta. -acarició su cabello húmedo, dejando un beso en su mejilla antes de salir del baño solo con la toalla rodeando su cintura-

Decidió secar su cabello rápidamente para acompañar al mayor en la cama y una vez que terminó, apagó el aparato, guardándolo en su respectivo lugar, y abriendo después la puerta, cerrando ésta detrás de su espalda justo cuando YoonGi estaba por recostarse.

Vestía un pantalón blanco con rayas azules, y una camiseta sin mangas de color blanco un tanto ajustada. Su flequillo corrido hacia los costados, dejando ver parte de su frente y la misma cadena con la inicial de su nombre en ella, haciéndole sonreír al tener en cuenta que él jamás se la había quitado desde que se la obsequió.

Él le devolvió la sonrisa con dulzura y sin mostrar sus dientes. Se acercó hacia él para luego deslizar sus brazos por su cintura y dejar su mentón reposar sobre su hombro, abrazándolo en silencio, logrando que sintiera nuevamente ese nudo en su garganta y la necesidad de pedirle que no lo dejara.

No quería que lo dejara solo, no quería volver a sentir ese vacío.

Cuando se recostaron en la cama, no pudo evitar el acercarse hacia él y apegarse a su cuerpo, sintiendo los brazos rodeando sus hombros, mientras que él apresaba la pequeña cintura del azabache. Sentía su calor, su amor y su deseo, podía sentir que YoonGi lo trasmitía todo en ese abrazo debajo de las sábanas, y solo quería detener el tiempo, para tenerlo allí con él y no lejos.

— Te amo. -lo escuchó decir por encima de su cabello y podía jurar que estaba sonriendo, a pesar de no estar viéndolo- Quiero pensar que he sido bueno contigo, mi amor. -su voz sonaba suave, con un deje de tristeza en ella y de esperanza a que le afirmara lo que quería escuchar-

— Lo fuiste, y lo eres. -susurró con sinceridad, sintiendo su labio inferior temblar cuando las caricias en su cabello se detuvieron- Perdón...por haberte lastimado. -el beso en su frente logró que su corazón bombeara fuerte-

— Las circunstancias no eran buenas en ese momento, así que, no debes disculparte por eso; Ahora estamos juntos, y eso es lo que más importa.

— No quiero que te vayas, YoonGi... -su voz sonó apagada, y no pudo evitar sollozar entre el pecho de su novio-

YoonGi lo apretó más contra su cuerpo, mordiendo su labio inferior al escucharlo llorar por su causa y tenía tantas ganas de retroceder el tiempo para no haber tomado esa decisión cuando las cosas no iban bien, pero en su mente solo podía pensar en que, tarde o temprano esto pasaría y así como él se iría ahora, Jimin lo haría también algún día.

Jimin no podía evitar el sentirse mal, porque sabía que no podía retractarse y quedarse con él, y porque sus pensamientos le jugaban una mala pasada.

No quería que nada malo le pasara a su amado mientras estaba allí dentro, con esas personas que no conoce, en un ambiente distinto.

— Voy a extrañarte mucho.

Te Deseo|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora