OCHENTA Y DOS.

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La señora Min se sentía tan avergonzada. No podía creer que su esposo no entendiera algo tan obvio frente a su nariz, ni que éste fuera tan frío con Jimin en ese momento. Pensó que tal vez sospechaba sobre el asunto, ya que nunca había sido de esa manera con el rubio, pero cuando veía a YeongSu no notaba si él estaba felíz o triste de ver a su hijo.

Él era un hombre tan neutro.

Ahora mismo se encontraban todos en la mesa, incluso la novia de GeumJae, la cual saludó a YoonGi y al prometido de éste con demasiada alegría, logrando que ese ambiente lleno de tensión de calmara un poco. YoonGi pensó que ella era la calcomanía de Hoseok, debido a su carácter extrovertido, por lo que soltó una pequeña risa en medio del almuerzo, llamando la atención de todos y en especial, de su pareja. Entonces llevó la lechuga enrollada con arroz y un poco del Bulgogi a su boca, llenando así esta, para no hablar de lo que estaba pensando, así que su madre decidió sacar a hablar algún tema para iniciar conversación, ignorando el hecho de que su hijo se veía tierno siendo así de tonto.

—MiSuk, me alegra mucho que estés aquí con nosotros. Espero que mi hijo esté tratándote bien.

— Muchas gracias, señora Min. -hizo una pequeña reverencia, viendo luego hacia YoonGi que le pasó una servilleta al rubio, y que estuvo a nada de limpiarle los labios él mismo- Su hijo me trata muy bien, aunque diría que no es tan cariñoso como YoonGi lo es-

— YoonGi siempre fue tierno y atento con cualquier persona. -la cortó enseguida, sonriendo algo forzado cuando se dio cuenta que su esposo se llenó de intriga- Es algo que lo caracteriza mucho. -el azabache solo sonrió ante las palabras de su madre-

— MiSuk dice que no la trato bien solo porque estuve trabajando cuando ella viajó de Ilsan hasta aquí. -murmuró, un poco molesto por como su novia veía de vez en cuando a su hermano menor-

Jimin no sabía qué hacer o que mirar. Sus manos yacían sobre sus rodillas, sintiéndose demasiado tenso por el momento y molesto, porque también había notado las miradas que la novia de GeumJae le daba a YoonGi. Quería irse de allí mismo y tal vez encerrarse con su novio hasta que la hora de regreso a Seúl llegara, pero su deber de acompañarlo era más grande que sus deseos.

— ¿Cómo estuvo el servicio, YoonGi? -el azabache se sintió algo intimidado por la mirada intensa de su padre, pero de ninguna manera iba a desviar su rostro-

— Ha estado bien. Debo volver dentro de una semana.

— No estarás para Navidad..

— No.. -sonrió un poco débil, decidiendo por observar a su novio unos segundos, notando la mirada baja de éste- Padre.. Hay algo que debo decir..

Jimin lo observó rápidamente, sintiendo su corazón temblar cuando se encontró con los oscuros ojos de su pareja. Negó y susurró un "no", porque no se sentía listo para que lo dijera, porque sabía y presentía que ocurriría una tragedia. YoonGi sólo lo observaba con serenidad, pero sabía que muy en el fondo estaba tan aterrado como él. Trató de acercar su mano hacia la ajena que yacía sobre la rodilla de su dueño pero no tuvo tiempo de hacerlo, ya que el padre del azabache respondió.

— Te escucho..

Jimin se levantó de su asiendo, llamando la atención de los demás y sobre todo de YoonGi— D-Disculpe.. Necesito ir al baño.

YoonGi se ofreció a acompañarlo, ignorando el que su padre le haya pedido el que se sentara otra vez. Al haber alejado de la vista de los demás decidió tomar la mano de Jimin, guiandolo hacia el cuarto de baño y metiéndose con él allí, poniéndole seguro a la puerta para luego apoyar al rubio sobre el lavabo. Lo miro con preocupación, porque sabía que estuvo nervioso en todo el almuerzo y eso era lo que menos quería de todo eso.

Jimin se abrazó a él sin decir nada. Sus brazos se habían enrollado en el cuello de YoonGi mientras que los de éste lo hicieron sobre su cintura y apoyó su frente en el hombro del azabache, sintiendo como si la respiración y la calma volvieran al estar solos. Sus manos acariciaron la nuca del azabache, deslizando una de estas hacia arriba y acariciar las hebras de su cabello, dándole tranquilidad a ambos.

— No se lo digas, YoonGi.. -el azabache abrió sus ojos lentamente, inclinando su cabeza hacia atrás para verlo a los ojos, notando la mirada apagada del menor- Tengo el presentimiento de que no acabara bien.

— Debo decírselo, Jimin..

— ¿Y si se enoja contigo? ¿Qué? Te pondrás mal como la última vez y no quiero que eso pase..

YoonGi alejó sus manos de la cintura ajena, dándose la vuelta para no mirar el rostro de su novio, porque sabía que podía obedecerle con tan solo una de esas miradas convincentes que este le otorgaba. Sin embargo él no quería retroceder a lo que había prometido, y estaría dispuesto a recibir el rechazo de su padre como siempre lo había obtenido que seguir ocultando que ama a alguien de su mismo sexo, y que ese hombre no era cualquiera, sino que era Jimin por quien luchó, y seguiría luchando por tenerlo enamorado.

— Yo te amo, Jimin.. -habló bajo, pero audible para él. Se volteó a verlo entonces, acercándose a él hasta el punto de que ningún centímetro estaba separándolos y tomó sus mejillas entre sus manos, conectándose con esos ojos llenos de luz, y amor que jamás se cansaría de ver- Quiero decirle a mi padre que me comprometí contigo, porque quiero que seas mi hombre, mi esposo..-el susurro golpeó esos labios abultados y brillantes, logrando que Jimin cerrara sus ojos inconcientemente, queriendo oírlo por siempre- Quiero que seas mío completamente y demostrárselo a todo el mundo, porque yo no me arrepiento de amarte.

Y con eso dicho lo besó lentamente, recibiendo un suspiro de satisfacción por parte del menor que correspondió ese corto beso, queriendo más, pero conteniéndose al saber que deberían volver a la mesa. Solo pensó en una cosa, por lo que no tuvo miedo de decírselo en el pasillo antes de volver con los demás, logrando que YoonGi se quedara perplejo y emocionado por eso.

"Quiero pasar el resto de mi vida junto a ti".

Te Deseo|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora