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Al día siguiente, ambos se encontraban almorzando. Era realmente tarde para entrenar, el sol era una molestia a esas horas por lo que decidieron saltarse el entrenamiento matutino. Ninguno articulaba palabra alguna, Inosuke fruncía su ceño mientras comía rápidamente, incómodo por lo de la noche pasada y mientras tanto Giyū... ¿Qué podría decirse? Estaba tan sumido en sus pensamientos, lamentándose y odiandose mentalmente mientras a penas daba pequeños bocados de comida.

Lo que hizo había estado mal, demasiado mal y no podría continuar así.

Pero... A penas fueron unos roces y unos cuantos besos. No está del todo mal, ¿O sí? — Pensó. — Maldita sea Tomioka, sabes que está perfectamente mal.

Su ceño empezaba a fruncirse casi por inercia mientras su mirada perdida se dirigía a su taza de té. Tomó un sorbo y tras sentirse completamente incómodo y un tanto amenazado, subió su mirada encontrándose con el causante de sus líos mentales.

— ... ¿Pasa algo? — Decidió articular el mayor tras ver al azabache menor quien no le despegaba la mirada de encima.

El susodicho arrugó su nariz, acabando el bocado que tenía en su boca mientras tragaba y tomaba de una vez el té, apartando así la taza, junto con ella su mirada por un breve momento mientras la tensión estaba presente en el ambiente.

— Tamioka... — El mayor alzó un poco su ceja al escuchar su apellido mal pronunciado. — Quiero decir, Tomioka-san... — Aclaró su garganta mientras el mayor prestaba total atención al muchacho. — ¿Cómo se llama eso?

— ¿Qué cosa? — Creía tener una idea pero sería interesante escuchar al menor decirlo por su propia cuenta. Notaba como la curiosidad se reflejaba en el rostro del muchacho y quería sonreír. Tenía tantas ganas de reírse de él antes de darle suaves besos en sus mejillas, las cuales empezaban a colorarse.

— Ya sabes, eso... — Frunciendo su ceño, desvío la mirada al momento que sentía sus mejillas ardiendo.

— ¿Ajá...? — Trataba de hacerse el desentendido y el disimulado mientras seguía tomando de su té. Realmente quería ver cómo el chico se hacía un lío tratando de hablar sobre el tema.

— Lo de a-anoche. — No despegaba ni un segundo la mirada del mayor. Tenía un montón de dudas y cero respuestas, por lo que empezaba a desesperarse.

— Ah, te refieres a "eso". — El azabache menor asintió rápidamente mientras Giyū esbozaba una ligera sonrisa.

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— Lo siento, Inosuke. — Apartando su rostro del menor, empezó a despojarse de lo que le quedaba de ropa en frente el muchacho, quien le contemplaba atónito.

Llevó sus propias manos a su ropa interior y lentamente las apartó para empezar a masturbar su propio miembro justo en frente del chico, el cual no sabía a dónde mirar.

El mayor se encontraba encima del ojiesmeralda, tratando de llegar al clímax de aquella manera con sus propias manos, pero necesitaba más, quería más. Apretó sus ojos y suspiró al sentir que estaba cerca pero aún le faltaba algo.

— Inosuke, tómalo. — Musitó casi en un susurro.

— ¿... Qué? — Contempló aquel rostro teñido de rojo hablarle casi en súplica pero su voz era tan firme que parecía una orden.

Con un dilema en mente, simplemente trató de incorporarse y extendió sus manos hacia el miembro ajeno. Al haberlo tomado, pudo notar una rara expresión en el rostro del mayor, la cual jamás había visto.

⚡Será nuestro secreto 🌊 || Tanjirou Kamado × Zenitsu AgatsumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora