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A t e n c i ó n

No busco traumar a nadie y desde ya quedan avisados que este es un capítulo hard. Se que muchos aquí ya no son de mente tan inocente que digamos y habéis estado esperando a por esto, así que sin más irrupción, les dejo el capítulo. Disfruten uwu

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Tanjirou se separó y observó como el rubio le miraba apenado, preocupado y con súplica en sus ojos. Parecía que iba a llorar, lo cual preocupó al menor pero no había de qué preocuparse y le dió palabras de aliento para que consiguiera calmarse. Empezó a despojarse de su camisa y su ropa interior, quedando completamente desnudo. Se deshizo de la pequeña tira y tomó su miembro erecto, acercándolo a la virgen entrada del mayor.

Sé gentíl...— Musitaron los rosados labios del rubio, por lo que el de burdeos asintió.

Empezó a entrar con delicadeza, de manera lenta y procurando no lastimarle. Zenitsu se estremeció y empezó a arquear su espalda, soltando un pequeño quejido de dolor. Empezó a jadear, mirando a los ojos de Tanjirou y este tomó su mano, dándole un apretón e indicándole con la mirada que no había acabado de entrar en él.

Zenitsu no podía resistirse, lentamente estaba siendo lleno por su amante y era un tanto doloroso. Nunca había hecho cosas como aquella, más al ser la primera vez, era un hecho que se le hacía extraño. Un sonido de un pequeño choque entre sus caderas llegó a oídos del mayor, lo que indicaba que el menor había acabado de entrar. Miró atento a Tanjirou y buscó la respuesta que quería, este había asentido en signo de aprobación al haber terminado de entrar en el contrario.

Permaneció así durante unos minutos esperando a que el mayor se acostumbrase y un movimiento de caderas por parte del rubio le indicó que ya estaba listo.

Empezó con pequeñas y lentas embestidas, a lo que el mayor se acostumbraba. El rubio sentía como sus caderas y su entrada misma dolía más poco a poco fué acostumbrándose. Al sentir como Tanjirou se abría paso en él cada vez más rápido, sintió como el dolor se había esfumado y el placer hacía su aparición.

De la boca del mayor empezaban a salir gemidos y jadeos que alertaron al menor. Al parecer lo estaba disfrutando y eso le hacía feliz, ver a su amado disfrutar de lo que él le hacía era la mejor sensación del mundo, aparte de haber compartido aquel despoje de castidad.

Zenitsu se acercó al menor y le tomó por los hombros, apresando aquella piel con sus uñas y pidiendo poco a poco a por más. Quería gritar, quería gemir alto y jadear el nombre de su amado, más bien sabía que si lo hacía despertarían a los demás, cosa que no quería que curriera. Era su momento de gloria, nunca había imaginado que ser despojado de su castidad iba a ser de esa forma, más no se iba a quejar, el muchacho de cabellos burdeos lo hacía bien y el rubio podría asegurar aquello.

Con el paso de los minutos, los movimientos frenéticos se hacían presentes. Tanjirou había conseguido dar en el punto dulce de Zenitsu y este pronto estaría entrando al climax, al borde de la locura. Era la sensación más placentera que había tenido en su vida, nunca se imaginó que el movimiento de un miembro viril dentro de su entrada podría sentirse así de bien.

El de carmines estaba atento, viendo como el chico debajo suyo se hacía un lío de expresiones de placer. Estaba colorado, con los ojos cerrados y los labios abiertos, desbordando saliva. El mayor fué abriendo sus ojos para encontrarse con aquella mirada del chico que amaba y no pudo evitar sonreír. Ambos estaban felices, era su momento íntimo, el primero, uno que quedaría grabado por siempre en sus memorias.

Al pasar el rato, Zenitsu ya no soportaba más y estaba desbordado de placer, Tanjirou empezaba a cansarse y al mismo tiempo podría jurar estar llegando a las nubes. Aquella danza entre sus caderas se hacía frenética, se volvía apasible y volvía a ser ruda. Un quejido de los labios del mayor indicó que ya estaba en su límite.

— ¡Aaahhh! Ta-Tanjirou... N-no puedo más, voy a terminar...— Y jadeando, le miró directamente a los ojos mientras se aferraba a su espalda.

— Y-yo también estoy en mi límite...— Respondió de manera gentil y tragando saliva al momento que memorizaba el olor y las facciones del chico al que amaba.

Bastaron minutos para que ambos llegaran a las estrellas. Juntos habían derramado en sus pieles aquel líquido que significaba el amor que ambos habían desbordado. Estaban con los abdomenes manchados por el líquido de Zenitsu mientras esté estaba lleno del líquido de Tanjirou. Mientras jadeaba juntos, se quedaron quietos por un momento, mirando atentamente a sus facciones. El rubio podía escuchar con atención como el corazón del contrario iba a un ritmo casi frenético, el menor estaba agitado. El de burdeos no supo hacer más que tragar saliva al sentir aquella embriagante fragancia en sus fosas nasales y poco a poco fué saliendo del interior de su amado.

Se acostó a la par del mayor y le tomó de la mano. Estaba realmente agotado pero había valido la pena, ya que de esa manera había logrado descubrir lo que era hacer el amor. Estaba feliz, lo decía su corazón y una sonrisa se esbozó en sus labios. El rubio se dió la vuelta para ver de cerca al menor, quien de inmediato le dirigió la mirada y al momento ambos se encontraban sonriendo.

— Te amo, Zenitsu.— Declaró el de burdeos.

— Yo también te amo, Tanjirou.— Respondió cálidamente el rubio.

Luego de compartir un beso y haberse declarado amor mutuo, decidieron caer a los brazos de Morfeo mientras se unían en un abrazo.

⚡Será nuestro secreto 🌊 || Tanjirou Kamado × Zenitsu AgatsumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora