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El sol ya había salido y la luz entraba por aquella ventana, dando así algunos rayos a los ojos del azabache, quién pronto se despertó por aquella molestia en sus ojos. Unos cuantos movimientos y estiramientos bastaron para estar listo y salir de aquella habitación, dispuesto a perturbar el sueño de sus compañeros. Una sonrisa maliciosa y una risita perversa aparecieron en el "pestañas largas" y con un rápido movimiento abrió la puerta.

— ¡GONPACHIRO, MONITZU, HORA DE LEVANTARSE! — y ambos susodichos se asustaron, más aún se había asustado aquel de ojos esmeralda.— ¿Eh? ¿Qué...?

Presenció que ambos yacían sin camisa, acostados en el mismo futón; por cuanto el rubio fué descubierto, se encontraba sentado, con el seño fruncido y las mejillas rojas, mientras que Kamado estregaba sus ojos con algo de fastidio.

— ¡Están imitándome!– Gritó el chico jabalí. Gracias a Dios era algo tonto para notar que algo no andaba bien. Cuánta inocencia.— ¡Pero yo tengo más musculatura, JAJAJA!

Zenitsu agradecía a Dios por lo ingenuo que era su amigo, mientras que Tanjiro soltó una risita, poniéndose en pié.

— Claro que sí. Eres el que más abdominales pronunciados tiene.— Dijo Kamado y sonrió con sus ojos cerrados.

Zenitsu al ver aquella sonrisa sintió como su estómago daba un vuelco por recordar lo que habían hecho la noche anterior. Más allá de sus confesiones y aquel beso, las caricias que intercambiaron volvían a su mente, recordando cada parte del cuerpo ajeno que sus manos tocaron. Pudo escuchar como Inosuke aún reía y también la voz de la malhumorada chica de dos coletas, quién gritaba para que los tres fuesen para comer.

⚡Será nuestro secreto 🌊 || Tanjirou Kamado × Zenitsu AgatsumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora