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Casi cinco años después de ella.
◃───────────▹
«Amy de espaldas.»

Tenia que volver.

Recostado sobre una manta en el suelo, observaba el eterno titilar de las estrellas. Teniendo como única compañía a mi mismo. Las estrellas comenzaban a desvanecerse en el cielo con la llegada del amanecer, sabía que debía haberme levantado hacia horas, pero nuevamente no tenía ganas de hacerlo.
Amy.....
     
      Habían transcurrido casi cinco años desde su desaparición, y ella continuaba tan viva en mi corazón como siempre.

Cerré los ojos, escuchando el ulular del viento contra mis oídos.
Otra vez nada.

Cinco años había escuchado, buscando el sonido de su voz.
En mis andares, había reconocido, buscando el sonido de su voz.

Pero nunca el de ella, nunca escuché su voz.
Ni siquiera el recuerdo de su voz podría blindarme algún consuelo a mi dolor.

¿Sería que ella se había olvidado completamente de mi?

No he vuelto de nuevo a mi hogar. No he visto mis amigos desde hace años. Y... simplemente no he podido.

La culpa me sigue remordiendome, yo fui cómplice, la culpabilidad sigue recayendo toda en mi.

Si vuelvo, no podré.
Estuve manteniendo contacto a través de cartas, Tails y yo nos mandamos cartas. Y él se encarga de decirle a los demás.

No he recurrido a nadie. Ni siquiera a mi madre. Cada quince días llega una carta al lugar que estoy, aunque había días que tardaban más. Yo me alejaba más y más de casa. Y en las cartas; siempre una línea de Tails y todos.
«Por favor, regresa. Te extrañamos»
Yo también los extraño.

Pero, sigo sin poder aferrarme a la realidad.
En las cartas Tails jamás me escribió que ella estaba ahí, que Amy había vuelto, o que esperaba por mi.

(...)

Una vez amanecido bien, me levanto y decido salir por algo para comer. He estado viviendo en una casa retirada, en un pueblecito pequeño. En una casa retirada de la gente.

Ya me queda poco dinero, hubo un tiempo que me puse a trabajar en una tienda, acomodando las cosas, tenía buen empleo, pero yo solo quería estar por una temporada.

Camino entre la multitud atestada de varia gente, llevo una sudadera gris, mis manos están en los bolsillos. Camino con la cabeza bajo, en uno de los puestos de verduras y frutas.

— Cuatro naranjas y un brócoli por favor. — dije al dueño del pequeño puesto.

Metió las naranjas y el brócoli en una bolsa de papel, me lo tendió, lo tomé y pagué.

De vuelta a mi morada. Una voz a mis espaldas llama mi atención. Una voz femenina que reconozco.

— Muchas Gracias. — escuché. — Si, sería todo.

El ruido de una bolsa, e intercambio de unas monedas. Me detuve. Pero no me atrevía a voltearme para ver.

Mi corazón se me iba a salir. ¿Qué?
Esa voz, esa voz yo la conozco.
Me doy media vuelta...

Love, Sonic. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora